"Si no superamos las 11 medallas de Sydney, me quedo a vivir en Grecia o me voy a Turquía". Así de contundente se muestra un alto cargo del Comité Olímpico Español (COE) al valorar las posibilidades del equipo que acudirá a los Juegos de Atenas. Un equipo español más numeroso que nunca --a excepción del de 1992, cuando España ejerció de anfitrión-- y que cuenta por docenas las opciones de medalla, aunque en a la hora de la verdad quedan reducidas a la mitad o, como en Sydney-2000, incluso a menos.

Aunque oficialmente no se han querido fijar objetivos, la doctrina interna del COE y del Consejo Superior de Deportes habla de remontar el vuelo y estabilizarse en los niveles de 1996, cuando en Atlanta el deporte español logró 17 medallas. Llegar a los 22 metales del mítico verano del 92 ni se plantea, aunque a juzgar por la diversidad de opciones no sería descabellado pensar que esta cifra es posible, siempre y cuando las cosas salgan más rodadas que hace cuatro años en la primavera austral de Sydney.

"Hay un buen equipo, eso está claro", asegura Manuel Llanos, director de deportes del COE y uno de los máximos responsables de la delegación española en Atenas, que integrará a unos 340 deportistas (la cifra exacta está pendiente, sobre todo, de los deportistas que logren la marca mínima en atletismo) y a unas 160 personas más, entre entrenadores, técnicos, fisioterapeutas, personal médico y auxiliares. "Nuestra gran ventaja respecto a otros países --asegura Llanos-- es que nuestras opciones de medalla están muy diversificadas y distribuidas en muchos deportes".

Mujeres al alza

Aunque las matemáticas a veces fallan, sobre todo si se trata de verter pronósticos, el equipo español está en disposición de subir al podio en 21 especialidades, contando entre ellas la natación sincronizada y la gimnasia rítmica. El punto flaco ha sido la ausencia de algunos deportes de equipo, como fútbol (plata en el 2000), voleibol y béisbol, y no haber podido clasificar a nadie en un deporte de tradición y éxito como es el boxeo. Rafael Lozano, el Balita , fue bronce en 1996 y plata en el 2000.

Estas ausencias deben quedar compensadas con el crecimiento del deporte feminino español en los últimos años, y que ha cristalizado con las primeras clasificaciones para unos Juegos de las selecciones de baloncesto y balonmano. El hockey hierba femenino, campeón olímpico hace 12 años, también estará presente.

El elenco de mujeres con serias posibilidades de colgarse un metal es extenso. El deporte femenino ya conquistó 8 de las 22 medallas de 1992, 6 de las 17 de 1996 y 4 de las 11 de Sydney, en este último caso por medio de Isabel Fernández (oro en judo), María Vasco (bronce en 20 kilómetros marcha), Margarita Fullana (bronce en bicicleta de montaña) y Nina Jivanevskaia (bronce en 100 metros espalda). Todas ellas estarán en las Olimpiadas de Atenas.

Una buena premonición

La aportación de esas medallistas estará reforzada por otras campeonas surgidas en los últimos años que también deben jugar un papel protagonista en Atenas. Se trata de Gemma Mengual (sincronizada), Elena Gómez (gimnasia), Pilar Hidalgo y Ana Burgos (triatlón), María Quintanal (tiro al plato) y la pareja Beatriz Manchón-Teresa Portela (piragüismo) y Brigitte Yagüe (taekwondo), entre otras deportistas.

Otro indicativo optimista radica en los Campeonatos Mundiales previos a los Juegos. En los celebrados en el año 2003, los deportistas españoles lograron 20 medallas y 73 finalistas. Toda una premonición.