Ausente por lesión la campeonísima etíope Tirunesh Dibaba, el triunfo en la final de 10.000 metros correspondía, por estadística y tradición, al trío etíope compuesto por Meselech Melkamu, Meseret Defar y Wude Ayelew. Kenianas y kenianos están demasiado acostumbrados a tirar y a acabar perdiendo en la recta final de las carreras lisas (en los obstáculos dominan a placer) frente a los atletas nacidos en Etiopía.

En los 90, con Haile Gebrselassie, y en el siglo XXI gracias al increíble final de Kenenisa Bekele o de las hermanas Dibaba, los triunfos se han decantado casi siempre a favor de los etíopes. Es por ello que la victoria de la keniana Linet Masai, superando a Melkamu en la parrilla final por tan solo una décima, marca un punto y aparte en esta curiosa relación entre las tribus del este africano. Pese a proceder de una región común, a ambos lados del Valle del Rift, la genética de los abisinios parece haberles dotado de una facilidad especial para finalizar las carreras de fondo, frente a la menor velocidad terminal de los corredores nandis. Masai, aunque lo parezca por su apellido, no es masai sino de la tribu de los nandi también. En Kenia es casi una heroína nacional tras su victoria en el Mundial de cros celebrado en 2007 en Mombasa.

En los Juegos de Pekín no pudo subir al podio, al ser cuarta en la final de 10.000. Ayer se tomó cumplida revancha al superar a las chuponas etíopes que, solo al final, se asomaron a la cabeza para ser irremisiblemente derrotadas.