Es el equipo que hubiéramos querido desde el principio, pero no ha podido ser". La reflexión de Miguel Angel Mateos después del partido que el Cacereño ganó al Sporting Villanueva (3-0) tenía ciertas dosis de amargura. Fue la tercera victoria consecutiva, lo que supone la mejor racha de la temporada, pero ya es demasiado tarde para aspirar a nada en los puestos altos.

"No podemos levantar los pies del suelo. Aquí hay mucho trabajo que hacer", destacó el entrenador de Malpartida de Plasencia, que a menudo ha sentido cómo el club verde le cuestionaba y le daba la espalda en una temporada para olvidar.

Mateos mira al futuro sin demasiadas esperanzas. Le queda un año de contrato, pero se da por hecho que no lo cumplirá. "Hay una serie de jugadores que se tienen que quedar. Partiendo de una base y con algún refuerzo, éste sería un gran equipo", reflexionó, asumiendo su más que posible adiós. "Lo que intento es dejar una base de chicos jóvenes y para que el club intente aprovecharla", agregó, considerando "muy difícil" su continuidad. "Para que yo me quedase aquí tendrían que cambiar muchas cosas, empezar de cero en muchos aspectos", remarcó.

RENOVACIONES De hecho, el Cacereño no le ha consultado aspecto alguno sobre la próxima temporada, pese a que tiene contrato en vigor. La intención de la entidad es que renuncie para no tener que pagarle lo firmado, pero Mateos ya se ha resistido a dimitir en los momentos más críticos de la temporada y ahora puede permitirse el lujo de llegar reforzado a la recta final.

Los primeros pasos han sido ofrecer la continuidad a dos de los jugadores que más han destacado en el equipo, el centrocampista Jabuto --que llegó procedente del Mérida-- y el delantero Ramiro.

Menos aclarada es la cuestión de futbolistas como Javi Méndez, Fabiani o Sergio, que acaba de reaparecer tras casi dos años sin jugar por lesión. La intención del club también es conservar el bloque de jóvenes canteranos (Antonio, Andrada...), manteniendo una línea similar a la actual en cuanto a la inversión económica.