Los Dallas Mavericks pasaron por encima de Los Angeles Lakers (80-94) en su propio feudo, en una noche para olvidar de Kobe Bryant y en la que quedó de manifiesto que los californianos ya echan de menos a Pau Gasol, lesionado en los isquiotibiales de la pierna derecha.

Bryant acabó con 20 puntos en una serie de 6/19 en el tiro, en tanto que Andrew Bynum se erigió en la figura más sólida de los suyos. En Dallas el roto lo hicieron Dirk Nowitzki (21 puntos y 10 rebotes) y Shawn Marion (18 tantos).

Un inicio muy serio de los Mavs, con un Jason Kidd inspirado y en su salsa sin apenas presión defensiva por parte de Derek Fisher, propició las primeras ventajas para los de Texas (12-15, m.7), aunque los primeros destellos de "showtime" no tardaron en aparecer en las filas californianas.

El juego veloz de contraataque que ama la afición angelina llegó, a cuentagotas, de la mano de Bryant y Lamar Odom, que encontraron unos complementos perfectos en Bynum y Ron Artest, aunque el alero recién llegado tuvo que tirar del carro poco después tras los problemas de faltas de Bryant.

Eso sí, esta vez y a diferencia del partido inaugural, encontró ayuda de los reservas. Un triple de Jordan Farmar apretó el marcador (21-24) al término del primer cuarto, pero el banquillo de Dallas también se mostró en forma, especialmente el puertorriqueño Juan José Barea.

De su mano el equipo de Rick Carlisle comenzó a carburar (23-31) mientras su estrella, Nowitzki, permanecía en la banca. El duelo entre bases protagonizado por Barea y Shannon Brown comenzó entonces a echar chispas. Brown anotó dos triples consecutivos para igualar el duelo (33-33), y cuando el boricua comenzó a bajar enteros, Kidd emergió con sus asistencias para dejar a los suyos por delante al descanso (45-52).

Hasta entonces la noche había resultado aciaga para Nowitzki (ocho puntos, 1/6 en tiros). Sin embargo, los Mavericks habían aprovechado su superioridad en los tiros libres (15/18 para Dallas, 1/3 para Los Angeles) y comenzaron la segunda mitad arrasando.

LA MÁXIMA VENTAJA

Durante el tercer cuarto los tejanos llegaron a gozar de 22 puntos de ventaja (56-78) ante la pasividad, el desacierto y el desorden de los angelinos. En esos momentos Dallas jugaba de libro, espoleado por la resurrección de su líder alemán y la ayuda de un Jason Terry esplendoroso.

Tardó demasiado Phil Jackson en detener tal sangría. Bryant trató de hacer la guerra por su cuenta y funcionó moderadamente (64-78, m.38), pero la reacción debía llegar desde la defensa y los Lakers nunca alcanzaron la intensidad necesaria, a pesar del brutal mate de Shannon Brown que enardeció fugazmente al Staples Center.

Marion, muy entonado a pesar de ser un recién llegado a Dallas, se encargó de cavar la tumba local en la víspera de Halloween. Los Lakers esta noche echaron de menos a los ausentes y ya rezan para que regrese Gasol.