CACEREÑO - 2: Vargas, Palero, Zamora, Toto, Toni, Raúl Medina, Elías Molina, Aarón (min. 15, Piojo), Valverde (min. 81, Pablo Gállego), Martins (min. 66, Kofi), Carreño.

EL PALO - 0: Pol, Manolo Gaspar, Igna, Jesule, Iván Márquez, Rafita, Cala, Quique (min. 80, Salvi), Julián (min. 58, Pirulo), Durán (min. 68, Javi Amaya), Juanillo.

GOLES: 1-0: minuto 37, Carreño. 2-0: minuto 75, Kofi.

ARBITRO: Villena Contreras (C. Castellano-Manchego). Expulsó al visitante Manolo Gaspar por doble amarilla (m.86). Amonestó a Martins, Toto, Toni y Elías por el Cacereño; y a Rafita por El Palo.

Tres puntos más al saco. Sin buen fútbol, cierto, con un partido discreto, pero en la situación en la que está el Cacereño lo que cuenta es sumar y ayer volvió a cumplir su objetivo. Superó a El Palo (2-0), que sin duda es de los equipos más timoratos que ha pasado por el Príncipe Felipe, estadio al que sigue encomendándose el conjunto verde, que por sexta ocasión consecutiva dejó a cero su portería ante su público.

Carreño y Kofi fueron los encargados de romper la monotonía. En ambos goles hubo un toque de fortuna. El primero, en el 37, se aprovechó de un barullo en el área pequeña para meter el pie y romper la igualdad. El segundo, en el 75, se encontró con un rechace del portero tras una gran jugada de Piojo y Valverde para casi meterse con el balón en la portería. Para ambos es su primer gol con la elástica verde.

No hubo mucho más en un partido plano, tosco, muy típico de la categoría, como recordaron ambos entrenadores al final. Dicen que el estado de juego del Príncipe Felipe no da para más. Lo de ayer fue menos.

SIN VARIACIONES Salvo el obligado de Toto, que cumplió con el poco trabajo que tuvo, Angel Marcos no hizo ningún cambio. Estaban los de Almería, con Valverde, Martins y Carreño en ataque, colocados sobre el campo de la misma forma. El plan salió rana, pues Aarón, con problemas durante la semana que apenas le permitieron entrenar, tuvo que dejar su sitio a Piojo a los quince minutos. No varió nada. En este Cacereño impera el orden táctico, la disciplina, nadie se descoloca más de la cuenta, no hay galopadas a lo loco si no son estrictamente necesarias. De inicio quiso dominar, tocar como había hecho en citas anteriores. Pero faltó frescura, movilidad, velocidad. El resultado, imprecisión, precipitación y muchos pases erróneos.

La pelota iba de un lado para otro sin criterio. El Cacereño, que lo intentó desde lejos con disparos de Carreño, Raúl Medina o Toni (volvió a lanzar una falta magistralmente que se fue lamiendo la escuadra), no veía por donde hacer daño a El Palo, un equipo ramplón que apenas inquietó a Vargas con un par de disparos en los 90 minutos.

Y de donde no había nada, el Cacereño sacó petróleo. Falta al borde del área que Zamora estrelló contra la barrera. El balón acabó llegando al corazón del área, donde entre un mar de piernas surgió la bota de Carreño para empujar la pelota y romper la igualada (m.37).

LA SEGUNDA PARTE En la segunda parte no mejoró el panorama. El Cacereño seguía impreciso y El Palo no parecía capaz de igualar, ni tan siquiera se acercaba con peligro a la portería de Vargas. Por momentos parecía que el conjunto malagueño despertaba, pero eran espejismos.

La monotonía se mantuvo hasta que Valverde se cansó y empezó a hacer de las suyas. Primero lo intentó con una galopada desde su campo, pero el balón murió en las manos del portero visitante. Era el preludio de lo que llegaría. Un minuto después encontró un hueco para ponerle el balón a Piojo, que se adentraba a toda velocidad en el área. Disparó y el meta repelió con la punta de los dedos hacia donde estaba Kofi, que corría hacia la portería y casi se metió dentro con la bola. El 2-0 cerró el partido. Quedaba luchar por el average (en la ida El Palo ganó 4-1), pero ya no habría más ocasiones y los malagueños parecieron despertar y apretar al menos para salvaguardar ese logro.