El equipo McLaren esquivó ayer una suspensión por sus mentiras durante el Gran Premio de Australia a los comisarios de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), que le sancionó durante tres grandes premios pero dejó en suspenso la pena por la buena voluntad mostrada por la escudería.

El nuevo patrón del equipo británico, Martin Whitmarsh, convenció a los miembros del Consejo Mundial de la FIA de un cambio de actitud en la filosofía de McLaren, argumento que fue retenido como circunstancia atenuante suficiente como para aplazar la sanción. Whitmarsh no solo se comprometió a cambiar la filosofía de su equipo sino también a colaborar con la FIA, al tiempo que admitió haber cometido errores y pidió perdón por ellos.

Pero los jueces se guardaron una carta bajo la manga: La sanción será aplicable si aparecen nuevos elementos relacionados con el caso o si en los próximos doce meses vuelve a romper las reglas de la Fórmula Uno.

Un cortafuegos que no hace menos liviana una sanción contra McLaren cuando se barajaba incluso su exclusión del Mundial por la actitud deshonesta tanto con los jueces como con el equipo Toyota tras el GP de Australia.