Las visitas a Diego Maradona han sido prohibidas por los médicos que desde hace una semana le asisten en el sanatorio Güemes de la capital argentina a causa de una hepatitis tóxica aguda que padece por el consumo de alcohol. Maradona "está en período de abstinencia alcohólica y para que no muestre agresividad ni continúe con la insistente petición de irse, tratamos de que no sea visitado" por nadie, dijo el director médico del centro asistencial, Héctor Pezzella. "Las visitas le ponen muy tenso y nervioso, por eso las hemos prohibido", dijo Pezzella al matutino Clarín, de Buenos Aires.

Maradona ocupa la habitación número 1302 de la decimotercera planta del edificio y en otra contigua se reúnen habitualmente sus familiares más cercanos y amigos. Ante una consulta sobre si Maradona podría recibir un trasplante de hígado, Pezzella dijo que "nunca se puede efectuar un trasplante a una persona alcohólica". Desde que Maradona fue ingresado en la clínica "no consumió ninguna gota de alcohol, pero", comentó el médico, "recién estamos en el período de crisis, por su abstinencia, que dura entre siete y diez días". "Si hubiese una insuficiencia hepática terminal o una hepatitis virósica fulminante, se podría pensar en un trasplante, pero en este caso no", añadió.

En cuanto a la posibilidad de que el ex futbolista reincida en el consumo de alcohol una vez superada la crisis actual, Pezzella afirmó que "disminuirá la capacidad funcional de su hígado y ahí si que estará en problemas". Según el director médico de la clínica, el cuadro clínico de Maradona está "más del 50 por ciento mejor que cuando fue ingresado".