Sólo en una ocasión, hace 14 años, el Barcelona había sido capaz de ganar la Copa de Europa y la Liga española, un doblete al alcance de muy pocos repetido esta temporada por la plantilla de Frank Rijkaard en el que ha sido el mejor curso de su historia.

Así lo indica la comparación de las estadísticas entre ambas temporadas, porque en 1992 el Barcelona ganó la Liga con 54 puntos --sólo se otorgaban dos por victoria--, uno más que el Real Madrid. Este año, el Bar§a ha ganado la Liga con una evidente holgura, 12 puntos de diferencia.

Más allá de las cifras, el Barcelona encontró esta temporada su punto más alto. Logró lo que hace apenas tres años era impensable, conquistar la Liga y ganar la Copa de Europa.

Con un bloque similar al de pasada campaña, ya que sólo Van Bommel y Ezquerro se incorporaron a la plantilla, el equipo protagonizó un inicio titubeante en la Liga. No tardó en perder su primer partido, frente al Atlético, y ofrecía síntomas de agotamiento.

IMPARABLES Sin embargo, el trepidante empate en Riazor (3-3) dio paso a una racha histórica de victorias que le aseguraron prácticamente el campeonato. Encadenó, entre Liga, Champions y Copa del Rey, 18 partidos ganados. Distanció a sus rivales directos y obtuvo un colchón de puntos definitivo.

Entretanto, el equipo mantenía un paso firme en Europa. Lideró con comodidad su grupo en la Champions . El mal momento del Real Madrid y las dudas del Valencia permitieron a Rijkaard dosificar a su equipo en la Liga. Con el cambio de año, Eto´o dejó el equipo durante un mes para disputar la Copa de Africa.

En diciembre, la lesión de Xavi pareció tambalear el motor del Barca, pero el centro del campo no se resintió. Llamado a ser el relevo de Xavi, Iniesta tardó en aparecer, pero cuando lo hizo, fue decisivo, mientras Deco, Motta y Van Bommel ponían el resto. Lesionado durante buena parte de la pasada temporada, Edmílson se confirmó como el centrocampista defensivo por excelencia.

El Bar§a se vio campeón de Liga a mediados de noviembre, cuando ganó 0-3 en el Bernabéu. Ronaldinho salió aplaudido y el Barcelona caminaba hacia el título tras un partido que ejemplificó el cambio de ciclo del fútbol español. Rendidos, los galácticos de Florentino Pérez cedían el testigo al bloque de Rijkaard.

MADUREZ EUROPEA En febrero apareció el Chelsea y al Barcelona le tocó demostrar su madurez. Lo hizo en Stamford Bridge, ganando 1-2 un partido áspero en el que confirmó que su eliminación europea, un año antes y en el mismo escenario, sólo le había servido para aprender.

La Liga seguía su curso sin mayores novedades: la derrota en Valencia (1-0) disparó ciertas dudas, pronto disipadas por la capacidad de un equipo con múltiples recursos y con una confianza abrumadora.

Y además, con un líder indiscutible, de nombre Ronaldinho. Dueño ya de un palmarés individual y colectivo inigualable, brilló como nunca lo había hecho. Logró 25 goles (17 en Liga, 7 en Champions y uno en la Copa), recogió el Balón de Oro y el FIFA World Player y pidió la palabra en los partidos importantes.

Por ejemplo, en Milán, en las semifinales de la Copa de Europa. Corría ya el mes de abril y la Liga era ya un mero trámite. Agobiado por la defensa del Milan, Ronaldinho se buscó una nueva posición en el campo para tener el balón y facilitó a Giuly un gol histórico que supondría el pase a la final de París.

EL GRAN MOMENTO El equipo de Frank Rijkaard, elogiado desde todos los ámbitos, ganó la Liga a comienzos de mayo, en Vigo. Fue una celebración por todo lo alto, pero con la mente en París.

La expectación para la final de la Champions fue enorme. El reparto de las entradas generó polémica, pero no descentró al equipo barcelonista, capaz de remontar un 0-1 en el Stade de France para alzar su segunda Copa de Europa con dos jugadores de la clase media, Víctor Valdés y Belletti, como grandes protagonistas. El Barcelona completó un torneo inmaculado, invicto, con 24 goles a favor y sólo cinco (todos a balón parado) en contra.

La Champions confirmó el proyecto y el círculo virtuoso anunciado en su día por el presidente, Joan Laporta. Pero sobre todo, premió a un equipo muy completo, de vocación ofensiva.

Con la temporada finalizada, al Barcelona sólo le restaba el trámite del partido de San Mamés. Sólo el pichichi de Samuel Eto´o estaba en juego, y el camerunés lo obtuvo gracias a su vigésimo sexto gol de la temporada, uno más que David Villa. Con ese tanto, el Barcelona cierra la temporada con 80 goles a favor y 35 en contra, 25 victorias, siete empates y seis derrotas.