El inmenso hospitality estrenado por McLaren en Silverstone se quedó en silencio al final de la carrera. Eso es síntoma de que a Fernando Alonso le ha ido bien. El clan inglés podía alegrarse del noveno podio en nueve carreras de Lewis Hamilton, podía celebrar que el joven talento sigue dominando el Mundial con 12 puntos de ventaja. Pero no. "En carreras normales como esta, le saco medio minuto a mi compañero", resumió Alonso. Esa es la verdadera herida por donde sangraba McLaren.

Cuchicheos, silencios. Solo Simón Le Bon, el cantante del grupo inglés Duran Duran, achicaba una cerveza tras otra. Al otro lado de la estancia, Alonso hurgaba en la herida del equipo. "La crono del sábado fue ficticia". La pole de Hamilton "fue para la galería". Pero no se detuvo ahí. La hoja de la navaja relucía entre el decorado metálico del hogar de McLaren. No escondió su satisfacción de haber doblegado a Hamilton en su casa. "El sábado fui más rápido que él, pero luego, con menos gasolina, pudo hacer la pole y esto se convirtió en una fiesta. Te sabe mejor acabar delante de él porque ves que todo lo del sábado aún les va a decepcionar más". Toma.

Hasta Beckham sobraba

Así fue. El silencio se apoderó de todo Silverstone. Incluso David Beckham y su escuchimizada esposa se fueron sin hacer ruido después de revolucionar el paddock a su llegada. Almorzaron y siguieron la carrera desde el box de Honda. No encajan en el ambiente de McLaren. Puede que Alonso tampoco. "¿Si me siento arropado en el equipo Tengo chaqueta, cazadora, tengo de todo... estoy muy arropado", ironizó.

Poco apoyo

El único calor que recibió ayer fue el de la prensa española y el de su patrocinador, Banco de Santander. Una larga lista de dirigentes acudieron al gran premio. Incluso su máximo ejecutivo, Antonio Horta-Osorio, se dio una vuelta en un biplaza con Damon Hill, el último vencedor inglés en Silverstone, el último campeón mundial británico.

Hamilton no acabó con la sequía en el antiguo aeródromo de la F-1 donde se celebró la primera carrera de fórmula 1. El inglés se fue lamiéndose las heridas. "Fui consistente, pero me faltó velocidad...", rumiaba. "No pude deshacerme de Kimi", se lamentó con el primer gesto de decepción en su cara desde que comenzó el Mundial. "Es difícil recortar puntos porque vas de dos en dos o de uno en uno", reconoció Alonso.