Un día sin actividad en pista por causa de la niebla da para mucho. Por ejemplo, para una reunión de pilotos y jefes de equipo para solicitar que la carrera se adelante al sábado para evitar otra cancelación. Pero los derechos de televisión importan más, así que la FIA se amparó en un pronóstico con «más viento y nubes más altas» para contestar que el Gran Premio de China no se moverá del domingo (08.00, hora española).

Un día sin nada que comentar en pista da también para que el nuevo jefe de McLaren diga que desean renovar a Fernando Alonso, pero que el piloto no quiere conversaciones antes de verano. O da para que Helmut Marko, adjunto a la dirección de Red Bull, se mofe de McLaren: «Menos mal que nos vetaron para incorporar el motor Honda a nuestros monoplazas».

Y fue así. Andaban los jefes de Red Bull enrabiados contra Renault, contra un motor poco potente y poco fiable a finales del 2015, cuando exploraron la posibilidad de pedir el suministro a Honda para esta temporada. Sin embargo, Ron Dennis, que podía vetar ese acuerdo, no dudó en denegar el permiso. «Tengo que decirlo por primera vez: estoy muy agradecido de que Ron vetara nuestra ambición de tener motores Honda, de otro modo, los tendríamos. El hecho de que a Honda le cueste tanto mejorar es sorprendente. Nunca lo habría imaginado», indicó Marko, el mismo que desinfla el globo en que parece instalado Ferrari desde su triunfo en la primera carrera de Australia. «El paquete de Mercedes es simplemente superior y solo en carrera Ferrari está cerca. Mercedes es medio segundo más rápido, aunque Lauda diga que solo son tres décimas».

Esas tres décimas responden al límite del 3% (sobre minuto y medio por vuelta) que la FIA y los equipos han establecido como tope para no variar el reglamento. Si es más durante las cuatro primeras carreras podría variarse el reglamento. Así que el verdadero potencial de Mercedes se verá en Montmeló, la quinta carrera del año, aunque mañana, si la lluvia lo permite, están obligados a ganar en un circuito talismán.