El Mérida Patrimonio de la Humanidad cosechó el miércoles su undécima derrota consecutiva. Hay quien mira al entrenador, Jesús Gutiérrez, como culpable y ve en su marcha la solución. Sin embargo, desde la directiva todavía se confía plenamente en el técnico maño, pues fue él quien tiró para arriba de este equipo cuando llegó.

PESA EL RECUERDO Y es que hace algo más de dos años, el Mérida Patrimonio de la Humanidad andaba como pollo sin cabeza por la zona baja de la EBA sin tener muy claro cuál iba a ser su futuro. Llegó Gutiérrez y realizó una segunda parte del campeonato impresionante, quedándose incluso a las puertas de los play-off . Aquello serviría para realizar unos cimientos sólidos para conseguir esa ansiada meta al ejercicio siguiente, cayendo eliminado frente al Balneario de Archena.

Tras aquello, se empezó a construir una casa humilde pero ilusionante en LEB Bronce, algo que se consiguió por la vía administrativa gracias al buen hacer de la directiva. Incluso la casa humilde parecía un chalet en los primeros compases del campeonato, colocándose el equipo en lo más alto de la tabla, ganando hasta al todopoderoso Vigo (próximo rival el domingo 12.00 horas) en su propia cancha. Sin embargo, la crisis inmobiliaria llegó también a la casa del Mérida y desde navidades no sabe lo que es celebrar una victoria.

Ha habido algunas cuestiones claves: la marcha de Michael Nurse por indisciplina ha sido una losa, los problemas de entrenamientos por falta de jugadores y la falta de liderazgo dentro de la cancha en momentos claves. La mala racha ha creado una grave crisis de autoestima en un equipo al que se les van los partidos en los últimos minutos.