A la 1.23 de la madrugada de anoche se hizo público que la Unión Deportiva Mérida descendía a Tercera División por impagos a jugadores, después de mantener una lucha inútil durante toda la jornada. La afición emeritense estuvo en vilo hasta que se dio la noticia, ya que ni el propio club ni la Asociación de Futbolistas Españoles daban oficialidad a si los problemas se habían resuelto finalmente o no.

En todo caso, sitios web como esfutbol.net ya daban por hecho el descenso emeritense, lo que también podría conllevar su desaparición si decide no formar un equipo en la categoría inmediatamente inferior.

El día transcurrió entre intensas gestiones capitaneadas por el secretario técnico del Mérida, Juan María Pozo, Gudi , principalmente la persona que intentaba convencer a los 35 futbolistas acreedores que retirasen sus demandas por un valor superior a 400.000 euros. Su enlace con los profesionales continuó siendo, al igual en las últimas semanas, el capitán del equipo la pasada campaña, Sabino. Su esfuerzo no ha tenido premio.

Hubo buenas dosis de esperanza cuando durante la jornada se consiguieron sendos documentos procedentes del Ayuntamiento de Mérida y de la Junta de Extremadura en los que se garantizaba que el dinero que se iba a recibir desde ambas instituciones la próxima campaña iba a ser utilizado íntegramente para el pago a los jugadores. Esta cifra ascendía a 200.000 euros, lo que suponía casi el 50% de la deuda.

DUDAS Algunos futbolistas dieron su conformidad a lo largo del día con la fórmula que se les planteó desde Mérida, aunque las gestiones para que todos asintiesen no pararon hasta bien pasada la medianoche, cuando terminaba la moratoria concedida extraordinariamente el pasado viernes para que la situación se solucionase.

La situación no se resolvió, como se esperaba, a las 0.00. Este diario telefoneó en repetidas ocasiones a la sede de la Asociación de Futbolistas Españoles, pero la respuesta fue siempre que la comisión correspondiente estaba aún reunida y que la respuesta no tardaría en producirse al fin.

Mientras tanto, en Mérida, el propio Gudi decía casi a la una de la madrugada que se seguían produciendo gestiones con la Federación Extremeña y Federación Española para intentar que la fórmula que planteaba el club fuese aceptada por todas las partes interesadas. Finalmente no hubo éxito.

Las sensaciones resultaban contradictorias. Mientras que el responsable emeritense intentaba insuflar optimismo, muchos ya daban por descendido al club. Los futbolistas que se negaban a retirar las denuncias lo hacían con la referencia de que en las pasadas temporadas también lo habían hecho y no había servido de nada para cobrar, no cumpliéndose las promesas recibidas anteriormente.

Ya hace doce meses, únicamente el traspaso del delantero argentino Luciano Becchio al Leeds libró al conjunto extremeño de un destino que esta vez no ha conseguido regatear.