ARGENTINA - 1: Romero; Jonás Gutiérrez, Demichelis, Samuel, Heinze; Mascherano, Verón (Maxi Rodríguez, m.74); Messi, Tévez, Higuaín (Milito, m.79) y Di María (Burdisso, m.85).

NIGERIA - 0: Enyeama; Odiah, Shittu, Yobo, Taiwo (Uche, m.75); Etuhu, Haruna, Kaita; Ayegbeni, Obinna (Martins, m.53), Ogbuke Obasi (Odewingie, m.60).

GOLES: 1-0, m.6: Heinze.

ARBITRO: Wolfgang Stark (GER), amonestó a Jonás Gutiérrez por Argentina y a Haruna por Nigeria.

INCIDENCIAS: Partido de la primera fase del Mundial (Grupo B).

En ese espontáneo y emotivo abrazo final --Dios cogió al Profeta-- se acercó y se resumió la ilusión y la esperanza de Argentina tras un ajustado triunfo sobre Nigeria en su debut en el Mundial. Fue Diego Armando Maradona quien salió al centro del campo para tirarse encima de Leo Messi. Fue Maradona quien lo abrazó efusivamente, levantándolo literalmente de la tierra, enormemente agradecido porque, al fin, él sí que vió al Messi del Barça.

Porque Messi hizo de Messi. Le faltó el gol, eso es verdad, pero ni un solo reproche se escuchó en Argentina hacia el delantero del Barça. Si acaso hacia las infinitas manos de Vincent Enyeama, un anónimo portero africano, que completó probablemente el partido de su vida. Fue en el Ellis Park de Johannesburgo, el mismo estadio donde hace 15 años Suráfrica festejaba, con Mandela en el césped, el triunfo en el Mundial de rugby que cambió al país y que refleja la película Invictus , inspirada en el libro de John Carlin, y con Morgan Freeman ejerciendo de líder surafricano.

EL ROLLS NO CARBURA Tal día como ayer, curiosamente, Maradona debutaba en el Mundial de 1982 en España. Tal día como ayer, Messi se despojó de todos los ancestrales e inexplicables miedos que desprendía en su propio país. Jugó, sin duda alguna, el mejor partido desde que Maradona es seleccionador. No solo eso. Acabó con tanto debate estéril sobre su influencia.

Si algún problema tiene Argentina no es, precisamente, Messi. Siguiendo la metáfora maradoniana, el conductor del Rolls Royce sabe llevarlo bien. Otro asunto es que el lujoso vehículo esté bien ajustado, con todas las piezas en su sitio. Que no lo está, eso es obvio.

INSPIRACION En los primeros cinco minutos, Messi demostró que no ha venido al sur de Africa a perder el tiempo. Una asistencia a Gonzalo Higuaín, que el madridista falló clamorosamente, y un primer disparo para que volara Enyeama, el meta nigeriano que juega en el Hapoel de Tel Aviv, fueron el prólogo de la obra de Leo.

No es casual, por tanto, que el portero africano fuera elegido el mejor jugador del partido por la FIFA. Ni que Messi, después de su abrazo con Maradona, se marchara murmurando al vestuario, dolido porque le faltó solo el gol para entrar a lo grande en su segundo Mundial. En el primero no llegó a ser titular.

LEO Y 10 MAS Mientras Higuaín se iba autodestruyendo en su ineficacia (erró otra clarísima ocasión, la segunda del partido, y fue sustituido por Diego Milito) y Di Maria no daba señales que justifiquen que el Madrid invierta una fortuna en ficharlo, Messi era Argentina. O, tal vez, Argentina era solo Messi.

Embutido en su elegante traje gris, con una discreta corbata de color gris claro, Maradona acabó el partido sufriendo tomando decisiones drásticas para evitar que una tontería echara por tierra el gol de Heinze. Sacó a Di Maria y apostó por Burdisso. Y Argentina, la selección que tiene al mejor jugador del mundo, ganó el partido con un tanto de estrategia. Verón sacó el córner (m. 6) y Heinze, el exdefensa del Real Madrid, el más fanático de la guardia pretoriana de Maradona, cabecéo con fuerza y precisión desde el punto de penalti. Así ganó Argentina. "No podemos perdonar más", gritó después el venerado exfutbolista en la sala de prensa, ya con el chándal --dejó el traje en el vestuario-- mientras mordisqueaba una manzana.

TOCAR Y TOCAR Esa manzana le sirvió para explicar el impacto de Messi en la selección. "Lio ha hecho cosas bárbaras", dijo Maradona. "A él lo quiero cerca de la pelota y ante Nigeria lo estuvo. Mientras él se divierta con la pelota, nos divertiremos todos. No sería lindo el fútbol sin ver a Messi que toque la pelota. Es imposible quitársela como a mí ahora esta manzana", recalcó el seleccionador. El sabe que le debe dar cada día nuevas manzanas para que Argentina coma sano y llegue lejos porque Messi está muy hambriento, como demostró ayer.