Después de engañar a Verón --se fue a un lado tras iniciar la jugada del segundo gol--, Leo Messi apareció por delante de todos para colarse en el área del Estudiantes de La Plata. No había jugado un gran partido. Más bien, malo. "Me costó mucho encontrar el espacio, mi espacio, no me sentía bien", admitió luego la estrella azulgrana. Estaba desubicado, fuera de foco, pero surgió de la nada, desde atrás, para firmar un gol que pasará a la historia del barcelonismo. Un gol con el escudo, dirán algunos; un gol con el corazón, apuntarán otros. Un gol que sella la epopeya de un equipo perfecto.

"La pelota se me quedó ahí abajo", empezó explicando Messi la jugada del gol, la que le permite seguir viviendo en la cima, instalado en una atalaya donde nadie puede llegar. Tan abajo llegó el centro de Alves que no pudo conectar su cabeza. Mientras retrataba la lentitud de Verón y el descuido de los centrales argentinos, Leo activó, de nuevo, su instinto. "Se me quedó ahí abajo y le di con el corazón, con el pecho", confesó el delantero a una nube de periodistas, mientras Carlos Naval, el delegado del Barça, esperaba pacientemente a que acabara de hablar.

Naval escuchaba a Leo abrazando un trofeo, el único que le faltaba al club. Naval miraba a Leo. Y este, en cambio, seguía sin saber dónde estaba realmente. "Todavía no somos conscientes de lo que hemos conseguido", dijo Messi. "Deberán pasar unos días, tal vez unos meses, para empezar a valorar todo esto porque será difícil que otro equipo lo repita", añadió luego asombrado.

Messi calificó de "muy difícil" el encuentro, aunque precisó que ya sabián que sería "muy complicado, porque Estudiantes tiene grandes jugadores, están muy organizados y salen muy rápido a la contra".

El mejor del torneo

Como no podía cabecear ni tampoco disparar con su prodigiosa pierna izquierda, se inventó un remate casi nunca visto. El gol del corazón. Y después, la celebración que ya es universalmente famosa. Tras ser estrujado por sus compañeros, esperó a quedarse solo para mirar al cielo y levantar los brazos. "Se lo dedico a mi abuela, a toda mi gente, a toda mi familia".

Después del gol, del abrazo colectivo de sus compañeros, de la dedicatoria y de gozar de la cima, Messi empezó a recoger premios. Fue elegido el mejor jugador del torneo, Verón acabó segundo y Xavi terminó tercero. Además, fue designado como el mejor de la final por lo que recibió las llaves de un coche Toyota, el patrocinador del torneo. Pero la fiesta no acaba. Mañana irá a Zurich para ser coronado por la FIFA como el mejor jugador del mundo.

Otro protagonista del partido, el autor del primer tanto, Pedro, se mostró modesto y habló de "suerte" por haberle llegado el balón con opciones de marcar a un minuto de la conclusión. "Estaba difícil, pero encontramos el gol al final", manifestó muy satisfecho.