Mestalla recibirá al FC Barcelona con un frío poco habitual en Valencia, unos seis grados a la hora de inicio del choque, con un ambiente caliente en las gradas, propio de una semifinal copera pero también de todos los enfrentamientos entre el Valencia y el FC Barcelona, pero sin el ansiado lleno que debía potenciarlo por una errática política del club con las entradas.

El Valencia y su afición sólo celebraron una cosa en el sorteo que les emparejó con el Barcelona en estas semifinales coperas: que la vuelta se iba a disputar en Mestalla. Por eso, el único objetivo del encuentro de ida era salir 'vivos' del Camp Nou y así ocurrió con el 1-0. Pero la entidad se ha hecho un lío con las entradas y ha tenido que rectificar dos veces para evitar una pobre entrada en uno de los partidos más importantes de la temporada.

Nada más conocer el emparejamiento, el club estableció unos elevados precios, de 35 a 70 euros para los abonados y de entre 70 y 180 para el resto. Las críticas de la grada en el encuentro ante el Real Madrid llevaron a la entidad a reducir a la mitad el importe para sus socios pero a cambio de que sacaran la entrada antes del choque de ida. A principios de la semana sólo se habían vendido 30.000 mil entradas, lo que auguraba apenas media entrada en un recinto con capacidad para más de 50.000.

Ante esta situación, y habiendo fiado buena parte de su suerte al 'efecto Mestalla', el club adoptó el martes una medida desesperada: cada socio podría retirar una segunda entrada al precio reducido. Un estímulo pero también un claro agravio a los aficionados sin carnet que ya habían retirado sus 'tickets'. Falta por ver si sirve para algo. En la ida, con 50.000 espectadores el Camp Nou estaba medio vacío, pero Mestalla sería una olla a presión.

Más allá de la incógnita de la asistencia, lo que está asegurado es un ambiente bronco. Lo son todos los duelos en Valencia entre ambos equipos pero la trascendencia del choque lo potenciará. Y será desde antes del principio pues la Curva Nord ha hecho un llamamiento para que miles de personas reciban al autobús de los de Marcelino García Toral (y por tanto también a los de Ernesto Valverde) cuando lleguen al estadio.