Simplemente, vuelve porque se aburría en casa. Es más, hay quien asegura que su matrimonio, modélico en todo, corría peligro. Michael Schumacher no podía estar todo el día de brazos cruzados y regresa a la F-1, como hicieron Niki lauda, Alain Prost, Alain Jones, Nigel Mansell y Jacques Villeneuve, unos con intención de matar el gusanillo, otros pretendiendo volver a ganar y, los menos, con ansias de sumar más títulos. Lauda (1975, 1977 y 1984) y Prost (1985, 1986, 1989 y 1993) lo consiguieron brillantemente.

"Los jóvenes y hasta los campeones saben que Schumacher vuelve para ganar. A alguien tan bueno, tan capaz, tan veloz, tan profesional no se le puede haber olvidado correr de la noche a la mañana", señaló Lauda. "Al público le encanta ver en la pista a los auténticos campeones y Schumacher lo es", añadió Jean Todt, exjefe suyo en Ferrari y nuevo presidente de la FIA.

Schumi explicó ayer que "una oferta de Mercedes, liderada por Ross Brawn, no se puede rechazar". ¿Y qué dijo la familia?, le preguntó alguien. "Cuando mi mujer, Corinna, vio cómo se me iluminaban los ojos al explicarle la oferta de Mercedes, me dio permiso para volver", señaló el heptacampeón, que reforzará al equipo alemán (Mercedes más Nico Rosberg) ante el inglés (McLaren, Lewis Hamilton y Jenson Button) y el latino (Ferrari, Fernando Alonso y Felipe Massa). La copa de las naciones.