Ruina total. Deudas inmensas. Imposibilidad de pago. Paralización del sector. Conflictos con Hacienda. Nula credibilidad ante los bancos. Sin contrato televisivo. División interna. Sin fecha de inicio de la temporada. Sin soluciones a corto plazo. Incapacidad de gestión de la patronal futbolística, representada por una inoperante Liga de Fútbol Profesional. Sospechas de despilfarro en la Federación Española de Fútbol, que se desentiende del conflicto. Petición de auxilio al Gobierno a través de una carta altamente criticada por otros sectores de la sociedad española, que señalan a los dirigentes futbolísticos como los más desaprensivos e irresponsables de la economía española, al recordar que, en el año 1985, cuando la deuda era nueve veces menor que la actual (36.000 millones de pesetas), ya hubo un primer plan de saneamiento.

El fútbol debe, según han confirmado a este diario dos presidentes de clubs punteros, uno de ellos con plaza en la Champions, la friolera de 2.000 millones de euros (332.772 millones de pesetas). Pero no sólo es la sangrienta deuda lo que provoca el miedo a la paralización del sector, sino los muchos y diversos conflictos que tiene abiertos y, sobre todo, su incapacidad para resolverlos.

EXCUSAS DE MAL PAGADOR

Uno de los directores generales más prestigiosos de Primera División ha comentado a este diario: "Estamos intentando gestionar la miseria. En ese sentido, vamos a necesitar la ayuda de todos, incluída la Administración y los medios de comunicación, especialmente de la televisión, para salir adelante".

"La deuda se ha producido porque los clubs han gastado por encima de sus ingresos y ahora hay que mentalizarse para contener el gasto", reconoce Toni Fidalgo, adjunto a la presidencia de la Liga de Fútbol.

"Pero ésta es la mejor Liga del mundo y eso tiene su coste. Eso sí, se habla mucho de la deuda del fútbol español, pero me gustaría conocer la de otros sectores. Aquí se sabe todo y eso también es un problema para nosotros".

Esos casi 2.000 millones de euros (332.772 millones de pesetas) que adeuda el fútbol es fruto de una suma de despilfarros sin sentido, casi todos ellos fruto de operaciones futbolísticas de escasa transparencia. Es decir, ello se traduce en fichajes y contratos sin sentido, realizados con dinero ajeno.

Respecto al agujero descubierto en 1985, hay una gran diferencia: en aquellos tiempos, la deuda era casi toda ella con la Administración; esta vez es más bien privada, entre ellos, con el fútbol.

Ninguno de los clubs arruinados lo están por haber construido un estadio, una ciudad deportiva o por modernizar sus oficinas. No. Lo están por haber fichado sin ton ni son, por haber aceptado contratos leoninos y, sobre todo, por creer que todo ello les daría resultado. Toda la deuda del fútbol es un inmenso cuento de la lechera.

La patronal futbolística envió recientemente una carta a Mariano Rajoy, vicepresidente primero del Gobierno, en la que le solicitaba ayuda para remontar el vuelo. La ayuda del Gobierno es vital para los clubs pero choca con la oposición de la sociedad, que considera que el inmenso agujero del fútbol ha sido fruto de su pésima gestión y del despilfarro.

Los clubs, por ejemplo, mantienen un prolongado contencioso en los tribunales con Hacienda, que les reclama 240 millones de euros (40.000 millones de pesetas). Los patronos, que han sido derrotados en las dos apelaciones que han presentado contra la sentencia que les condena a pagar, consideran que Hacienda interpreta a su manera la aplicación de los derechos de imagen de los jugadores y la exigencia de aplicar el IVA en las operaciones realizadas en el extranjero. Ahora han pedido avalar el pago con los derechos y el ministerio se lo piensa. Todo parece indicar que acabarán pagando.

De ahí que reclamen mayor participación en los ingresos de las quinielas, al considerar que "estamos financiando con nuestro espectáculo al resto de deportes". Todo parece indicar que el Gobierno aceptará próximamente que la participación del fútbol en los ingresos del 1X2 pase del 10 al 20%, lo que supondría una inyección de unos 60 millones de euros (9.983 millones de pesetas).

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