"España no puede jugar como Inglaterra e Inglaterra no puede jugar como España. No se le puede pedir a los jugadores cosas raras, porque cada uno tiene su estilo". Fabio Capello justificaba ayer así su trabajo al frente de la selección inglesa, una reconstrucción en toda regla tras el desastre de no haber podido participar en la fase final de la Eurocopa.

Como la selección española, Inglaterra ha ganado hasta ahora todos los partidos de la clasificación para el Mundial de Suráfrica, además del último amistoso de noviembre contra Alemania en Berlín. Todo a base de una gran solvencia defensiva, transiciones rápidas y eficacia en las jugadas a balón parado, en las que vuelve a desempeñar un papel especial Beckham, recuperado por el técnico italiano para la selección. Hoy no puede contar, sin embargo, con Gerrard y Rooney, lesionados.

Declarado de alto riesgo, al partido tienen previsto asistir unos 5.000 ingleses. El temor a incidentes racistas como los del Bernabéu en el 2004 no es compartido por Capello, que dejó muy claro su pensamiento: "España no es racista".