A 18 vueltas del final, Kimi Raikkonen ya estaba en el yate de unos amigos con el torso al sol y un vodka en la mano para olvidar la enésima avería de su McLaren. Sin el único rival que le inquietaba, Fernando Alonso disfrutó más su primer triunfo en Mónaco, la victoria de prestigio que le faltaba, el acceso a un lugar en la historia del gran premio más codiciado. De paso, aumentó su ventaja en el Mundial a pesar de que Michael Schumacher, deshonrado al fondo de la parrilla, remontó al quinto lugar y aún se mantiene en la lucha por el título, a 21 puntos del asturiano que tanto le desquicia.

Nada hacía presagiar un final tan plácido cuando Kimi Raikkonen se pegó al alerón trasero del Renault número 1 desde la segunda vuelta tras un magistral adelantamiento a Mark Webber en la subida del Casino, un lugar en el que apenas se recuerdan adelantamientos en Mónaco. Ahí comenzó un duelo a cuchillo apurando cada guardarraíl, limando cualquier centésima.

PIQUE ENTRE FERRARIS Al otro lado de la fila india de coches, en la cola de la carrera, se libraba otra batalla, la de Michael Schumacher remontando para arañar algún punto y seguir en la lucha por el título. Castigado al último lugar de la parrilla por detener deliberadamente el coche en la calificación, el alemán arrancó junto su compañero Felipe Massa, que había estrellado el Ferrari en la crono. El heptacampeón humillado arrancó furibundo y casi se lleva al brasileño por delante en la curva de Loew. En la tercera vuelta ya había rebasado a Tiago Monteiro, Franck Montagny, Takuma Sato y Christian Albers. Jenson Button taponó su progresión en el 15 puesto y allí se quedó Schumi que, cargado de gasolina, podía esperar a las paradas de repostaje de los rivales para seguir progresando.

Ahí se iba a jugar, precisamente, parte del duelo entre Alonso y Raikkonen. Español y finlandés se alternaron las vueltas rápidas mientas la diferencia entre ambos oscilaba entre medio segundo y un segundo. Si Kimi paraba más tarde podría adelantar en el repostaje a Fernando que, además, sufría una degradación excesiva de sus neumáticos traseros, lo que permitió a Mark Weber y Juan Pablo Montoya acercarse al dúo de cabeza.

En Renault respiraron con alivio cuando vieron a los mecánicos de McLaren salir al pit-lane para preparar la entrada de Montoya en la vuelta 21. Raikkonen, como suele ser habitual, entró un giro después. Alonso tenía gasolina para detenerse cuatro vueltas después, pero con los neumáticos en tan mal estado corría el riesgo de que, aún cargado de gasolina, Kimi fuera más rápido en esos cuatro giros y el ovetense podía regresar a pista por detrás.

Por otro lado, Alonso tenía que asegurarse cargar la gasolina suficiente como para detenerse después de Kimi en la segunda parada y eso no era fácil: cuando entró en el box llevaba un segundo de ventaja sobre el finlandés. Los ingenieros de Renault tiraron por la calle del medio e hicieron entrar a Alonso dos vueltas después de Kimi y dos vueltas antes de lo previsto por el ordenador. El asturiano volvió a la pista por delante de Raikkonen, pero con la duda razonable de que el finlandés podía parar después en el

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