Kimi Raikkonen no tiene interés en ser el deportista más popular del mundo. A Fernando Alonso tampoco le importaría pasar desapercibido allí donde va. Lewis Hamilton, sin embargo, hasta está pensando cotizar en bolsa y convertirse, tal y como anunció la prensa británica, en el Chico de los 1.000 millones de euros.

Pero, eso sí, ninguno de los tres, por más que se lo proponga, alcanzará el estatus de Michael Schumacher que, a sus 38 años, es decir, casi 15 más que cualquiera de ellos, sigue colapsando los circuitos donde va y, lo que es aún más sorprendente, acaparando los primeros lugares de los ensayos cronometrados de la F-1, incluso después de pasarse todo un año sin pilotar un monoplaza.

Fue el mejor el martes, con control de tracción en su Ferrari F-2007, y repitió ayer sin el artilugio antideslizante.

Cientos de periodistas se agolparon ayer alrededor de Schumi y él les regaló algunas perlas para sembrar las dudas. "Me he divertido mucho. He recordado mi primer ensayo con Jordan, en 1991, en Silverstone. La verdad, siento un enorme cosquilleo y placer al comprobar que aún sigo valiendo para esto". Schumacher no supo explicar si seguirá ayudando a Ferrari en la puesta a punto del coche del próximo año, pero se le vio ilusionadísimo con ello. "Ahora me reuniré con los ingenieros y les explicaré mis sensaciones. ¡Ojalá les ayude!"Preguntado sobre Fernando Alonso, Schumi dijo un simple

Schumi "no me importa".