El taller de Renault casi estalla cuando todas las alarmas saltaron a primera hora de la mañana. Los ingenieros de la planta de Viry-Chatillon, al sur de París, donde se construyen los motores de F-1, llamaron a Brasil para notificar que habían detectado anomalías mientras probaban en el banco de pruebas el motor instalado en el coche de Fernando Alonso, el D-5, un propulsor derivado del que utilizó en China y Japón.

A las nueve de la mañana de ayer, los mecánicos procedieron a su sustitución por el motor del coche de reserva que tenía la misma especificación que la utilizada en China y Japón. La cara de Alonso reflejaba la preocupación durante una mañana muy tensa. Los mecánicos acabaron a tiempo la sustitución del propulsor (dos horas) y el español completó una vuelta de instalación en la primera sesión libre, como suele hacer siempre. "Estoy listo para empezar la batalla", dijo Alonso para tranquilizar a todo el mundo tras finalizar los libres a una décima de Schumacher.