Carlos Moyá (n.6) se impuso al argentino David Nalbandian (n.5), por 6-3, 6-3 y 6-1, en una hora y 44 minutos en la final del Masters Series de Roma, torneo que conquistó por primera vez en su carrera, para convertirse en el sexto español que coloca su nombre como ganador de esta competición.

Con su triunfo, Moyá se adjudicó un premio de 396.000 dólares y 100 puntos ATP. A Nalbandian, como finalista, le correspondieron 198.000 dólares y 70 puntos ATP. El partido entre Moyá, que ha logrado su tercer triunfo del año (ha ganado en Chennai y Acapulco y perdió las finales de Sydney y Buenos Aires), fue mucho más fácil y contundente de lo esperado.

No fue competido, tanto por el gran tenis exhibido por Moyá, al que le entró todo y rondó la perfección, como por el bajón sufrido por Nalbandian, quien al mayor cansancio durante la semana se unió el golpe moral de ver a un rival que desde el primer punto no daba opción.

COMPLETISIMO Moyá sirvió bien (llegó a hacerlo a 218 km/h), restó perfectamente (8 ocasiones de ruptura de las que aprovechó 6) y castigó a su rival alternado y angulando golpes con dejadas, lo que martilleó continuamente a Nalbandian.

El mallorquín se hizo con el saque de su rival en el cuatro juego, además en blanco. Y luego, ganó dos juegos con su servicio, también en blanco, para hacerse con el primer set a la segunda bola oportunidad (la primera la tuvo en el octavo juego con saque del argentino). Un 6-3 en apenas 36 minutos.

Moyá se fue rápido a un 4-1. Pero llegó una cierta reacción de Nalbandian que descontó al 4-3. Fue un espejismo, pues Moyá volvió a encontrar la brillantez de sus golpes y, haciendo suyo los dos siguientes juegos, se apuntaba el segundo set, por un nuevo 6-3. Pese a que el partido estaba previsto al mejor de cinco sets, y pese a los continuos ánimos de un público deseoso de ver un encuentro más largo, la tercera manga resultó un paseo todavía mayor para Moyá, que se situó rápido con un contundente 5-0. Nalbandian estaba entregado y batido, pero al menos estrenó su casillero en el sexto juego. Era lo último que haría.