Pronto, el 10 de abril, cumplirá 25 años. Una rubia de 1,82 de estatura, mirada limpia, mucha sonrisa y puentes tendidos para la complicidad. Para quien no vaya a los partidos y solo vea las fotos en los periódicos, es simplemente la guapa del Al-Qazeres . Para quien la siga de cerca, bastante más: una alero con mucho carácter que vive su mejor semana en el equipo. Marta Tudanca anotó 16 puntos ante el Zamarat el pasado viernes y se postula como uno de los valores imprescindibles en la cancha en la agria pelea por la permanencia en la Liga Femenina, con seis partidos en apenas tres semanas.

Cada vez que le televisan un partido a su equipo, le suben los seguidores de cualquier punto del país en las redes sociales. Y eso que ella solo piensa en baloncesto, en entrenar duro. "No soy de esas jugadoras que se pintan para jugar. Solo la raya de los ojos. Otras, las de los equipos más importantes, van maquilladísimas, es curioso", bromea.

Nació en una ciudad de baloncesto, Vitoria, aunque lleva fuera de casa desde los 14 años, aquí y allá (Barcelona, Bembibre, Ferrol...). Llegó el pasado verano y se ha manejado con cierta irregularidad (5,8 puntos y 4,3 rebotes en 21 minutos).

"Ante Zamora me salió un partido muy bueno, como todas. Salimos muy concentradas porque sabíamos que nos jugábamos todo", resume. "A nivel personal, las cosas igual no están saliendo como yo quisiera. Me mantengo positiva, trabajando al máximo, y si sigues haciéndolo, al final sale todo adelante", añade.

Ya vivió algo similar en Bembibre hace dos temporadas, cuando debutó en Liga Femenina. "Eramos también un equipo novato. Acusamos el cambio, sobre todo a nivel físico. Al final conseguimos salvarnos en la última jornada. Espero que aquí pase lo mismo", explica.

Mejor con las mejores

Tudanca prefiere ser una jugadora complementaria en la máxima categoría que figurar como referente en la Liga Femenina 2, como fue en Ferrol. O al menos eso asegura. "La española es una de las mejores ligas de Europa. Es mejor jugar contra las mejores, aunque sea menos minutos. Es mi opinión. Otras prefieren disfrutar del baloncesto teniendo más tiempo en pista, poder lanzar más tiros. Yo no", dice.

La chica se revuelve en la silla cuando se le pregunta por qué le ha faltado hasta la demostración que protagonizó el pasado viernes. ¿Confianza? "¡No! Yo siempre he confiado en mí. Sé lo que puedo hacer, lo que puedo aportar. Luego ya está lo que decide el entrenador, que juegue otra en tu lugar y que haga lo que le pide. Ahí ya no me meto. Pero siempre he sido consciente de lo que puedo dar y no. Sé que lo que hice ante el Zamarat lo puedo hacer siempre", destaca. Jacinto Carbajal tiene que repartir ahora los minutos entre nueve o diez jugadoras de nivel. La vasca considera que "tenemos una rotación muy amplia, y eso es muy bueno. Para los equipos rivales eso es difícil de parar". La sana rivalidad abierta entre las seis exteriores --Fatou Dieng, Elena Corrales, Nina Bogicevic, Vero Sánchez, Andrea Vilaró y Marta Tudanca-- para tres posiciones se detecta claramente.

La pregunta de toda la temporada (¿cuántas victorias serán necesarias para la salvación?) tampoco encuentra una respuesta clara en ella. "Siete, ocho...", responde. "Aquí hay que ganar a Campus Promete, Cadí la Seu e incluso a Gernika. En casa somos fuertes", sentencia.

A nivel humano, reitera que es feliz en Cáceres: "Nos tratan muy bien. No nos falta de nada. No tengo ninguna queja". Compañera de piso de Yaiza García y Nina Bogicevic cerca de la barriada de San Francisco, se acuerda especialmente del trato que recibe en el restaurante que colabora con el Al-Qazeres, El Montaíto, donde acude a comer a diario. "Quizás ha hecho frío este invierno. Vengo del norte, pero soy muy friolera. Lo del pabellón Serrano Macayo se debería mirar, más que nada por la gente que viene a vernos", lamenta.

El basket la apasiona, pero su mirada en el futuro está más bien en el mundo de la Podología. Se sacó la titulación ("los pies son muy importantes") y el pasado verano trabajó en una clínica en su Vitoria natal. También quiere estudiar Fisioterapia. "El dinero que ganas durante la temporada te da para ahorrar, pero no mucho. Antes se cobraba bastante más", asume. De lo rápido que la lleven sus pies y de lo precisas que sean sus manos en marzo depende parte de la permanencia del Al-Qazeres.