Dani Jarque (Sant Boi, 1983), el capitán del Espanyol, murió ayer en en las instalaciones de Coverciano, el lugar de concentración elegido por el club blanquiazul, como consecuencia de un fulminante ataque al corazón. Jarque había sido nombrado por Mauricio Pochettino nuevo capitán perico en la estadía de Peralada en julio sustituyendo a Raúl Tamudo, el máximo goleador de la historia del club. La expedición blanquiazul suspendió anoche la gira por Italia y hoy regresa a Barcelona.

Jarque había entrenado fuerte durante toda la estancia en Italia. Era uno de los fijos para Pochettino, un defensa central técnico, muy técnico, y tranquilo. Un gran compañero para todo el grupo, que asesoraba a los más jóvenes y escuchaba siempre de los futbolistas más veteranos. El defensa había completado sin ningún tipo de problemas el entrenamiento de ayer en Coverciano. Solo pareció estar un poco griposo. Nada más.

El jugador comenzó a encontrarse mal cuando hablaba por teléfonó con Jessica, su novia, embarazada de ocho meses. El defensa, en un momento de la conversación, le comentó que no estaba bien, hasta que dejó de hablar con su compañera. Jessica se asustó y llamó a Mágico Díaz, su gran amigo y repersentante. Fue Mágico quien contactó con la expedición blanquiazul para alertarles de la situación del jugador. Jarque estaba solo porque Coro, su compañero de habitación, se había ido a pasear un rato por la instalación italiana. Cuando los auxiliares del equipo entraron apenas pudieron hacer nada por el jugador.

"Jarque era un profesional, una persona que se cuidaba, un futolista 10 que nunca había tenido ningún problema físico. Jarque estaba perfecto", señaló ancohe desde el Montblanc Javier Perdrero, el expreparador físico del primer equipo y una de las personas culpables de que el jugador llegara y se consolidara en Primera División.

COMO UN HIJO "En estos momentos es como si hubiese perdido a un hijo. Jarque era ujn jugador, pero también mi amigo. Es muy difícil explicar lo que se siente en estos moemntos con palabras. Tengo un enorme sentimiento de trsiteza", manifestó anoche Ramon Moya, actual entrenador del Sabadell y el técnico que le hizo debutar en el Espanyol un lejano mes de octubre del 2002 ante el Recre. Jarque sustituyó a Domoraus y jugó sus primeros nueve minutos en Primera. De aquel día guardaba la camiseta y la sensación de haber cumplido un sueño: jugar en Primera. "Luego te das cuenta que lo importante no es llegar sino mantenerse. Debutar con el primer equipo no significa que vas a vibir del fútbol", recordaba Jarque, que también pasó por momentos de crisis y bajones.

Menos mal que se encontró en su camino a Bartolomé Márquez, el técnico que más le marcó, que le cuidó y le aconsejó desde los 13 años. Jarque, un central que siempre admiró a Fernando Hierro, tuvo un pie lejos del Espanyol cuando le iban a dar la baja en su etapa de cadete. No servía ni tenía proyección. Márquez, en cambio, apostó por él. Le recicló de pivote a central y se convirtió en otra de las joyas de la cantera perica. Estaba destinado a ser el mejor central de la Liga. Anoche Márquez no podía hablar por teléfono. Estaba hundido en Arenys. "Dani era un hijo para mí. No me lo puedo creer. No puede ser que haya muerto. Lo entrené desde que tenía 13 años y jamás había tenido algún problema físico".