René Orlando Houseman, 'el Loco', uno de los jugadores más fabulosos que tuvo Argentina en los años 70, a quien Diego Maradona llegó a poner por encima suyo, falleció en Buenos Aires a los 64 años. “Tenía cosas memorables”, lo recordó César Luis Menotti, quien lo llevó en 1973 al Huracán campeón y luego al combinado que ganó el Mundial de 1978.

Houseman jugaba por la banda derecha. Desparramaba rivales por el suelo y siempre tenía un modo de sorprender a propios y extraños. Pertenece a la misma saga de delanteros como el brasileño Garrincha. Mágicos y trágicos a la vez. Inspirados y displicentes. Desequilibrantes y autodestructivos.

Barriada de chabolas

Había nacido en provincia de Santiago del Estero, una de las más pobres del país. Su padre, albañil, lo trajo a la capital. Los Houseman se mudaron a la Villa del Bajo Belgrano, una barriada de chabolas cercana al estadio de River Plate. "Vivir ahí fue lo mejor que me pasó, en ningún lado estaba tan tranquilo como en la villa. Yo era un pibe feliz al que no le faltaba nada. Me pasaba el día entero pateando la pelota contra el paredón", dijo sobre su pasado de necesidades. Jugó en Defensores de Belgrano, un equipo de la segunda división y de inmediato pasó a Huracán.

En el Mundial de Alemania de 1974 se destacó por su atrevimiento. Dejó en el piso a Giacinto Facchetti, el defensa estrella de Italia, de un modo similar al que Leo Messi hizo con Boateng en el partido entre el Barcelona y Bayern Munich por la Champions. Siempre se esperó más de él, que fuera aquello que el Maradona adolescente descubrió viéndolo regatear como un artista. Nunca quiso jugar en Europa.

De Huracán fue a Independiente y River, pero antes de cumplir los 30 años estaba prácticamente terminado, entre otras cosas por los problemas del alcohol. “Nunca nadie lo cuidó a René. Sus compañeros han hecho lo posible para ayudarlo con atención médica y psicológica, pero ya era imposible”, señaló Menotti, quien, a su modo, hizo de padre.