A quien suscribe todavía se le escapa un suspiro al leer los titulares de los periódicos: "Badajoz tiene muchas papeletas para ser sede de un mundial", rezan los rotativos en los últimos días. Algunos extremeños todavía no dan crédito a la noticia, pero la realidad es la que es. Nos encontramos ante una ocasión extraordinaria para convertirnos en protagonistas de la vida pública a escala internacional, para ejercer nuestro derecho a subir a lo más alto.

La hora de Extremadura ha llegado. La posibilidad de que Badajoz se convierta en una de las sedes de los Mundiales 2018 ó 2022 (tengan por seguro que uno de ellos será para la candidatura hispano-lusa), está cada vez más cerca de convertirse en realidad. El esfuerzo de la Junta de Extremadura, representante del pueblo extremeño, ha sido determinante para al igual que el empeño del Ayuntamiento de Badajoz, representante de la ciudad. Además, gran parte de esas aspiraciones hemos de agradecérselas al presidente de la R.F.E.F., Angel María Villar, quien una vez más demuestra su complicidad y confianza en el pueblo extremeño.

El fútbol tiene la capacidad de impulsar la imagen de un pueblo hasta límites insospechados. El proyecto ante el que nos encontramos debe de contemplarse como una oportunidad única para toda la región desde el punto de vista social, económico y deportivo. Las repercusiones positivas de poner a Extremadura en el escaparate de una Copa del Mundo son incalculables, sobre todo si tenemos en cuenta a los más de mil millones de espectadores de todo el planeta que seguirán el evento. Las sedes de los mundiales se convierten en recuerdos imborrables, hitos perennes en el tiempo que quedan marcados para siempre en la mente y el corazón de muchas personas. Es evidente, por tanto, que el retorno económico para la comunidad superaría con creces la inversión para la necesaria remodelación del Nuevo Vivero.

La candidatura pacense es única. La cercanía con Portugal la convierte en un atractivo para el público del país vecino, que solo cuenta con dos sedes. Además, la absoluta implicación de Junta y Ayuntamiento de Badajoz aporta un halo de fiabilidad institucional al proyecto difícil de encontrar en otras ciudades aspirantes.

Extremadura está preparada para abrirse al mundo y la mejor forma de hacerlo es con un acontecimiento de descomunales proporciones, como lo es un mundial. Para ello, todo el fútbol extremeño ha de estar más unido que nunca.

A veces la vida nos da una gran oportunidad para demostrar lo que somos, como si se tratase de un examen a aprobar para pasar. Créanme, éste es uno de esos trenes que hay que coger sí o sí.

Tenemos muchas cualidades para resultar seleccionados finalmente como una de las sedes definitivas: compromiso, ambición, unidad- pero si hay algo en lo que destacamos es en apoyo popular: ésta es la candidatura de todos los extremeños y en ilusión seguro que no nos gana nadie.