Ya no es cosa de un par de equipos, de dos o tres pilotos. No, no. El decorado de la última década ha variado radicalmente. El campeonato de F-1 arranca mañana (8.00 horas, La Sexta) en Melbourne como una carrera de fondo, un maratón, una salida en tropel, seis equipos, doce pilotos en el grupo de favoritos, de los que nadie puede descartar a uno solo para el triunfo en el Gran Premio de Australia. Tres de las escuderías modestas se agarran a un polémico difusor para tutear a los Ferrari, a los BMW, a los Renault, a los que se presume, a los que se presumía, más fuertes. Solo un dato, el equipo Brawn GP no existía hace un mes, Rubens Barrichello había comenzado su retiro entre caipirinhas en Brasil, pero, alehop , tres semanas después se ha convertido en el principal candidato a conseguir la primera pole del año. Ayer certificó sus posibilidades con el mejor tiempo en los entrenamientos libres.

Y no está solo en la revolución. Le acompaña, obvio, su compañero Jenson Button, los Toyota de Jarno Trulli y Timo Glock, los Williams de Nico Rosberg y de Kazuki Nakajima, el japonesito que despertaba las risas el año pasado cuando atropellaba a sus mecánicos al detener su coche tarde en los repostajes. La culpa la tiene ese difusor que ha sembrado la guerra entre los equipos, que ha sido motivo de apelación por Ferrari, Renault y Red Bull. Pero hasta que la FIA decida antes del GP de China tienen su minuto de gloria, quizá más. Después pueden prohibirlo --adiós al sueño-- o legalizarlo. Si es así, los grandes copiarán el invento y más pronto que tarde lo incorporarán a sus coches para neutralizar la desventaja.

ALREDEDOR DEL DIFUSOR Mientras tanto, en Australia, en Malasia, mandan ellos, los del difusor. A los Ferrari de Kimi Raikkonen y Felipe Massa, al Renault de Fernando Alonso, al BMW de Robert Kubica les queda minimizar el daño, los cuatro se apuntan a sumar la mayor cantidad de puntos hasta que cese el chaparrón, a marcarse de cerca porque, a pesar de todo, siguen siendo los candidatos al título. Un par de décimas les separaron ayer en los libres, una minucia. Son los ricos, los únicos que ya tienen en funcionamiento el KERS, el recuperador de energía en la frenada que les otorgará casi 80 caballos durante seis segundos en cada vuelta. Con él esperan ganar puestos en la arrancada, apretando el botón pretenden adelantar los puestos que perderán en la crono para luchar por el podio, por el triunfo. Se apuntan a la historia: quién sabe lo que puede ocurrir en una carrera dura en la que el pasado año solo finalizaron ocho coches.

De momento, todos, los del difusor y los del KERS, tienen un problema que resolver. Para complicar un poco más las cosas, este año Bridgestone facilita dos compuestos de neumáticos de comportamiento muy opuesto. "El año pasado apenas había dos décimas entre un compuesto y otro. Ahora son muy diferentes. Aquí por ejemplo, el duro no llegar a coger temperatura, mientras que el superblando tiene una primera vuelta buena y luego baja mucho el rendimiento", explicó ayer Fernando Alonso. Esa diferencia dificulta la estrategia que los equipos dejarán al aire tras la crono.

En ese momento, la FIA pesará los coches y hará publicas las cifras. Solo hay que restar los 605 kilos de peso mínimo del coche --piloto incluido-- y unos cinco kilos más de lubricantes, agua y gomas nuevas y el resto será la gasolina que han cargado. Todos los equipos, también los aficionados, pueden calcular en qué giro se detentrán en boxes cada uno con un error de una vuelta o dos a lo sumo. Las cartas boca arriba.

El tipo que se había jubilado con el récord de participaciones en grandes premios a los 36 años, Barrichello, fulminó ayer con solo ocho vueltas en pista el registro de pole y vuelta rápida del año pasado. La reglamentación redujo en el 50% el apoyo aerodinámico de los coches, pero con ahorro de costes incluidos, los equipos han hecho los deberes en el invierno, los modestos y los más poderosos, todos. Bueno, todos, menos McLaren. Vaya fiasco. El MP4/24 ha nacido con muchos defectos de diseño, tantos que ni el poderoso motor Mercedes que impulsa también a los Brawn y a los Force India puede combatir los enormes problemas de adherencia. "Estamos entre el 12 y el 18", avanzó Pedro de la Rosa antes de la sesión de entrenamientos. Finalizaron el día en el puesto 17 y 18, increíble para un presupuesto así. Por detrás solo Nelsinho Piquet, el compañero de Alonso en Renault, y Sebastian Buemi, que es, curiosamente, el único debutante en la parrilla 2009 y aún se le nota agarrotado.