"Ni ambiente, ni nacionalidades, ni nada. Ganará el título el más rápido, el más consistente". La frase es de Niki Lauda, tricampeón del mundo, a quien el duelo entre Lewis Hamilton y Fernando Alonso le parece "igual al que yo mantuve con Alain Prost en McLaren. El que más acelere ganará el título, no hay más. Ni guerras, ni nada por el estilo". Y a ese examen se encomiendan los dos protagonistas. Llegaron al podio abrazados; el papá del inglés estrechó la mano de la mamá del español, Ron Dennis disfruta del dominio de McLaren y Ferrari intenta digerir que ni siquiera en Indianápolis, su mejor feudo, son capaces.

Alonso tuvo que tragar la derrota ante Hamilton y se dispone a digerirla de la mejor forma. En Canadá se fue a por el inglés de forma alocada en la primera curva y, en EEUU, corrió menos riesgos ante la habilidad de su compañero para tapar los huecos. "El rival es Ferrari", insistió el asturiano. Solo le queda jugar la baza de la consistencia esperando un error. "Puede ser, pero hasta el momento, es Alonso el que comete errores, como en Canadá", recuerda Nelson Piquet.

Optimista

Y a eso se agarra el español. "Ya en los test invernales, Hamilton demostró ser muy rápido, con unos tiempos muy cercanos a los míos y a los de Pedro, pero el inicio de Mundial y cómo lo está haciendo ha sido unas sorpresa. Tengo una gran confianza en mis posibilidades", dijo.

El asturiano lo fio todo a una carta, el rendimiento de su coche en la segunda posta. "Aunque parezca que en este circuito es fácil adelantar, no es así. Tuve dos oportunidades para adelantar y no pude, una en la salida y otra a mitad de carrera. Ahí se jugó todo. Después no pude acercarme más porque pierdes la carga aerodinámica", recordó.

Lo intentó y no pudo. Habrá más oportunidades. Restan 10 carreras. Esa es la lectura de Alonso. "Ocho puntos es mejor que ninguno", resumió. Es verdad que ha conseguido por fin romper el maleficio que le unía a Indianápolis, una historia llenada de averías y frustraciones --"tengo por fin el trofeo que me faltaba en mis vitrinas"-- pero se va de EEUU con un sabor "agridulce", el de dejar escapar la victoria "en un fin de semana en el que fui el más rápido".