El británico Andy Murray ejecutó el plan que tenía previsto y venció por segunda vez este año al suizo Roger Federer, por 6-3 y 6-2, para hacerse con el título en el Masters 1.000 de Shanghái.

Con un diabólico servicio con el que consiguió un saque a 218 kilómetros por hora, y sin desesperarse por los errores como en otras ocasiones, Murray doblegó a Federer en una hora y 25 minutos, en un partido en el que el suizo falló más de la cuenta.

Murray se hizo con el segundo título esta temporada, después del de Toronto, donde también se había impuesto a Federer en la final, y con el decimosexto de su carrera. Ganó un cheque por 616.500 dólares, en una semana en la que le ha ido todo bien. Se ha hecho con el torneo sin ceder un set, ha obtenido su plaza para las Finales ATP que se disputarán en el O2 de Londres, se ha recuperado físicamente de unos problemas estomacales que le afectaron la pasada semana en Pekín.

Poco a poco Federer se fue desesperando, mientras Murray, inspirado al máximo, jugó cada vez con mayor seguridad desde el fondo.