Quienes oyeron la conversación aseguran que jamás habían oído nada tan rotundo y escandaloso. Todos los miembros del equipo McLaren dotados de auriculares, y son muchos, se quedaron atónitos al escuchar la manera cómo Lewis Hamilton trató a su jefe y padrino Ron Dennis a lo largo de la Q3, la sesión definitiva del sábado en la que los pilotos pelean por la pole .

Contrariamente a lo que se ha publicado, no se pronunció insulto alguno. Ni Hamilton ni Dennis dijeron eso de "...no vuelvas a hacerme esto en tu puta vida". Eso hubiese sido barriobajero. Ni Hamilton ni Dennis, a juzgar por los miembros que lo escucharon, precisaron de insulto o palabrota alguna para ser despreciativos y ofensivos. Mientras padre e hijo discutían a gritos, Fernando Alonso se limitaba, también elevando su voz, a exigir que su jefe obligase a Hamilton a cumplir con la orden pactada: que le dejase pasar para poder beneficiarse de la última vuelta.

Luego ocurrió lo que ocurrió. Alonso entró en el box para equipar su McLaren con el último juego de neumáticos de calificación y Dennis le retuvo más de lo debido, esperando el momento adecuado para devolverlo a la pista, sin tráfico, en su último intento de vuelta rápida. Poco le importó al jefe que Hamilton estuviese pegado al colín del asturiano haciendo cola en el mismo taller.

El agrio diálogo

Alonso regresó a tiempo para conseguir el mejor crono de la tanda definitiva --luego lo sancionarían y perdería incomprensiblemente la pole , arrancando desde la sexta posición del GP--, mientras Hamilton, ya sin tiempo, debía desperdiciar, a ritmo lento y pausado, su último juego de neumáticos sin posibilidad de pelear por la pole .

Mientras el bicampeón celebraba su momentánea y perecedera victoria, Hamilton, de regreso a su box, se burló de Dennis y de todo su equipo al grito de "¡muy gracioso, chicos, muy gracioso!" El desprecio del joven piloto británico, oído con estupefacción por todos los miembros de su equipo, tuvo una réplica inmediata por parte de Dennis: "Si hubieses cumplido lo pactado, si hubieras dejado pasar a Fernando, no te habría ocurrido eso".

Y fue entonces cuando Hamilton pronunció una de las frases más despreciativas que jefe alguno puede oír, ya no digamos si, encima, es tu padrino. "La próxima vez que me hagas algo así, estarás acabado para mí", le dijo Hamilton a Dennis. Ese we are finished , una expresión muy inglesa para dar por concluida una relación (hemos roto), fue lo que más daño le hizo a Dennis, según varios de los presentes.

La FIA, contra Alonso

Contrariamente a lo que espera el entorno de Alonso, que vería con buenos ojos que Dennis tuviese un gesto con el bicampeón español al llegar dentro de tres semanas a Turquía, da la sensación de que, pese al desplante provocado por su niño mimado, el patrón de McLaren seguirá protegiendo a Hamilton en detrimento del asturiano. Con este incluso se atreve la FIA que, en lugar de sancionar al inglés, que fue quien se saltó las normas (las de McLaren, no las de la federación), castigó a Alonso, restándole cinco puestos en la parrilla.

Y es que hay quien cree que Max Mosley, el presidente británico de la FIA, aún no ha olvidado las palabras pronunciadas, en septiembre del pasado año, por Alonso tras ser sancionado, también injustamente, en Monza: "Soy un deportista y un luchador pero, desde ahora, dejo de creer que la F-1 sea un deporte".