Fue, como una buena narración, un partido en tres actos, y Rafael Nadal no habría podido firmar un desenlace mejor. En menos de 34 minutos, el mallorquín selló el partido de cuartos de final del Abierto de Estados Unidos frente al chileno Fernando González, que arrancó el jueves y que la lluvia no dejó terminar hasta ayer a media tarde. El 7-6 (7-4), 7-6 (7-2), 6-0 fue la combinación que le abrió la puerta, por segundo año consecutivo, a las semifinales del torneo, donde esta vez le espera el argentino Juan Martín del Potro.

"Si me quedaba en cuartos ya sentía que era un gran torneo para mí, así que estando en semifinales ya ni te cuento", decía radiante el mallorquín, que el lunes se despertará de nuevo como número 2 mundial y se siente "prácticamente al mismo nivel" que antes de que la lesión de rodillas le retirase durante dos meses.

Le molestan los abdominales y "obviamente" jugaría mejor sin esas molestias. Pero está disfrutando. Y se ha puesto a solo dos pasos --el partido con Del Potro (hoy) y la potencial final frente a Roger Federer o Novak Djokovic-- de sumar en Nueva York el único Grand Slam que le falta. "La cruda realidad --aseguraba anoche-- es que no he pensado en ningún momento en ganar aquí, por lo menos ahora".