Rafael Nadal y Roger Federer iniciaron ayer el camino a la final del torneo de Roland Garros con distinta intensidad y sensaciones diversas. Ante adversarios de una potencia similar, mientras el mallorquín se encontró con más resistencia de la prevista de parte del brasileño Marcos Daniel (96 en el ranking mundial), el suizo despachó a Alberto Martín (97 del mundo) con más rapidez. Nadal admitió que no jugó bien, pero no se mostró preocupado. "Nunca he estado a mi mejor nivel en la primera ronda", dijo tras el partido.

Ambos se deshicieron de sus rivales en tres sets, pero Nadal, que ya ha superado en partidos ganados a Borj, necesitó 2 horas y 23 minutos para vencer a Daniel por 7-5, 6-4 y 6-3, mientras que Federer ganó a Martín por 6-4, 6-3 y 6-2.

Nadal se presentó en la pista con nueva indumentaria, polo rosa fuerte, pantalón azul marino y cinta para el pelo y muñequeras amarillo. El cambio de color causó tal sensación que la primera pregunta de la conferencia de prensa posterior al encuentro fue para que lo explicara. "Me lo propusieron hace un año y el rosa me gusta", explicó.

Pero el rosa no le benefició. Inició el partido con dos tantos sobre el servicio de Daniel, pero cedió el juego y pronto se vio que el tetracampeón no se encontraba a gusto en la pista. Hasta el noveno juego no pudo romper el saque del brasileño.

El partido transcurría sin grandes peloteos desde el fondo --solo se llegó a las ventajas en el tercer juego--, cada jugador aguantaba su saque y Daniel resistía más de lo esperado. Aguantó hasta el cuarto juego del segundo set, en el que rompió el saque de Nadal tras disponer de cuatro ventajas. Daniel se puso con 3-1 por delante, pero ese fue su canto del cisne. A partir de ahí empezó otro partido, con Nadal más dominador. El brasileño perdió su saque, el número uno mundial empató a tres y Daniel solo pudo apuntarse otro juego (6-4).

En el conjunto del partido, Nadal cometió más errores no forzados que Daniel (32 por 26). "Tenía que haber ganado un pelín más fácil", se quejó.