En un territorio naturalmente adverso para las expectativas españolas, Rafael Nadal emprende la carrera hacia el Abierto de Estados Unidos, último Grand Slam del curso, para romper con otra losa histórica y estrechar el cerco sobre el suizo Roger Federer.

La experiencia reciente por Estados Unidos no ha sido especialmente halagüeña para el jugador de Manacor. Tras el triunfo en Stuttgart, sobre arcilla, inició la aventura americana en Toronto, donde llegó hasta semifinales hasta que se topó con el serbio Novak Djokovic, tercero del mundo, que sorprendió al español, primero y al suizo después, en la final.

Sin embargo, la alarma saltó en Cincinnati, que abandonó en el transcurso de su primer partido, ante el argentino Juan Mónaco, debido a una deshidratación.

La situación física con la que afronte el torneo de Nueva York es la principal preocupación del español. Tras lo sucedido en el reciente Masters Series y la amenaza de la tendinitis que padecen sus rodillas, la salud del jugador es una circunstancia directamente relacionada con su rendimiento deportivo. La imagen de Nadal atendido en la final de Wimbledon permanece en la memoria de los aficionados.

El tenista balear no entrará en acción en las pistas de Flusing Meadows hasta, probablemente, el miércoles. Frente al australiano Alun Jones, un invitado directo de la organización.

Nunca ha sobresalido en Nueva York el número dos del mundo, que tiene fijado su tope en los cuartos de final que obtuvo el pasado año, donde perdió contra el ruso Mikhail Youzhny. En sus otras presencias, tres, no pasó de la tercera ronda el español, que en su camino de la presente edición puede encontrarse con el argentino David Nalbandián, el croata Ivan Ljubicic, el chileno Fernando González o su compatriota David Ferrer. Raquetas de altos vuelos.

OTRAS BAZAS Es, sin embargo, Juan Carlos Ferrero el último que brilló en el último Grand Slam de la temporada, que sólo han sido capaces de ganar, en toda la historia, Manolo Santana y Manolo Orantes. Ferrero fue finalista en el 2003, en su mejor año, en el que ganó Roland Garros y llegó a ser número uno del mundo. Perdió con el estadounidense Andy Roddick.

En primera ronda se encontrará con el toledano Feliciano López. Tommy Robredo y Fernando Verdasco despuntaron en Flusingh Meadows el pasado año. El catalán, igual que Carlos Moyá, otra opción a tener en cuenta en Nueva York, empezará ante un rival de la fase de clasificación. La cuesta del madrileño es empinada desde el principio. Le espera el francés Paul Henri Mathieu.