Fue una de esas victorias que cuentan para algo más que resultados. Rafael Nadal se autoinyectó ayer por la noche en la pista del Arthur Ashe una dosis de moral y confianza al imponerse al francés Gael Monfils en 2 horas y 46 minutos y cuatro sets.

Ese 6-7 (7-3), 6-3, 6-1, 6-3 le sitúan de nuevo en los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos, el único Grand Slam que falta en su palmarés, y le hacen avanzar en la clasificación de la ATP sobre el británico Andy Murray, que le había arrebatado el número dos hace tres semanas.

Mantener ese número de plata estará en su mano, pues si se impone en cuartos al chileno Fernando González -que ayer ganó a Jo-Wilfred Tsonga con un 3-6, 6-3, 7-6 (7-3) y 6-4 -, no importará qué haga en el Abierto Novak Djokovic, el único que puede arrebatarle el dos.

Verdasco contra Djokovic

De momento el serbio se enfrenta hoy con Fernando Verdasco. Y, para Nadal, la plaza en que aparezca cuando el lunes se actualice la clasificación no es lo más importante ahora, “lo importante es jugar bien”, ha dicho.

En el partido de ayer, no hubo ni una señal de problemas físicos en Nadal, ni en las rodillas ni en los abdominales, algo con lo que hizo cierta sorna Monfils en su encuentro con la prensa tras la derrota.

Partido difícil

Y no fue un partido fácil, sobre todo en los dos primeros sets, cuando el atlético número 13 corrió incansable y jugó puntos larguísimos y logró con su efectivo servicio llevarse el tie break que le dio el primer set.

Pero Monfils acusó más el cansancio que Nadal a partir de entonces. Y el mallorquín ya nunca perdió el liderazgo.

El "te quiero" de un espontáneo

Si alguien quiso celebrar de forma especial el triunfo del español fue un espontáneo, que tras el partido logró acercarse hasta su silla, decirle en inglés un “te quiero” y darle un beso.

Para Nadal “no fue un problema” -“era un gran fan”, dijo riendo después-. Pero para la organización representaba un fallo de seguridad, y el joven fue sacado de la pista y esposado.