Hasta un campeón a veces tiene miedo, pero es precisamente la capacidad de vencerlo, de domarlo y transformarlo, la que le hace campeón. Y hoy por hoy hay pocos como Rafael Nadal, que tras ganar el jueves a Fernando Verdasco como en todos sus partidos en esta edición del Abierto de EEUU en solo tres sets (7-5, 6-3 y 6-4) está a solo dos pasos de escribir otra página que agrandará su historia y, por más que él se resista a hablar de ello, la de todo el tenis.

En ese partido contra Verdasco, el undécimo duelo entre ambos, un endemoniado viento se presentó en la pista Arthur Ashe de Flushing Meadows tratando de hacerse el protagonista. Por unos momentos, el número uno del mundo se mostró aterido. Pero, a la vez que libraba su duelo con Verdasco, se retaba con los enviados de Eolo.

El mismo jugador que hace no tantos años aprendía lecciones de los vientos de Mallorca descubrió el jueves que, en vez de rendirse a ellos moviendo las manos más rápido que de costumbre, podía superarlos haciendo justamente lo contrario, ralentizarlas. Y entonces tuvo la clave para domarlos, tanto a ellos como a su rival. "Cuando descubrí eso --contaba luego--, el partido cambió por completo".

Sí, Verdasco había conseguido en el tercer juego del primer set romper la perfecta estadística que Nadal acumulaba este año en el Abierto estadounidense y robarle el primer punto que el de Manacor cedía con su servicio en toda la competición. Pero cinco juegos después, el madrileño había dejado ya de dictar nada sobre la pista y perdía su saque. Nadal avanzaba hacia el 7-5 y no tardaría mucho en alcanzar como un huracán su tercera semifinal consecutiva en Nueva York.

Quizá vuelva a soplar el viento, pero eso no asusta a Nadal, que sabe que en esas condiciones "el movimiento debe ser todo el tiempo de alta intensidad y la concentración total", justamente dos de las cosas que reconoce como "puntos fuertes" de su juego. Y más que en los elementos, Nadal piensa en Mikhail Youzhny (18.00 horas. Eurosport y C+ Deportes), su verdugo en los cuartos neoyorquinos hace cuatro años, un ruso sobre el que sigue llevando ventaja en su duelo personal (7-4).

FEDERER O DJOKOVIC Ganarle otra vez es lo único que le queda para verse en la final de un torneo que, ahora sí, "es el más importante" para el número uno. Y conquistarlo es algo que solo podrían impedirle Novak Djokovic o Roger Federer, que se enfrentan en la otra semifinal.

Son muy pocos los que no apuestan porque el duelo del domingo sea entre Nadal y el pentacampeón de Nueva York. Se divide más la cosa al opinar sobre quién de ellos, si llegan a retarse, ganará. Un Fernando Verdasco extremadamente compungido tras su derrota dio por favorito al suizo y alguien preguntó a Nadal por esa apuesta. Y el de Manacor sentenció: "Obviamente Federer es el favorito, especialmente porque ha ganado cinco veces aquí y ha jugado seis finales consecutivas".