Ni Rafael Nadal habría apostado un euro cuando comenzó la temporada de tierra europea a que, por tercer año consecutivo, revalidaría los títulos de Montecarlo, Barcelona y Roma. Una proeza histórica que nadie antes había sido capaz de conseguir en la historia del tenis moderno. "Es increíble. Vencer por tercera vez también aquí es un sueño", admitía tan feliz como emocionado Rafael Nadal desde la pista central del Foro Itálico después de haber derrotado en la final al chileno Fernando González por un doble 6-2, con lo que aumentó a 77 el récord de victorias consecutivas sobre tierra.

Después de haber salvado el KO el día anterior ante el ruso Nikolay Davydenko en un espectacular y maratoniana batalla que se alargó durante 218 minutos de la que Nadal reconoció "estar muerto y desgastado mentalmente", se presentó ayer tan fresco como si empezara un nuevo torneo. En su cabeza había borrado el sufrimiento de la semifinal y entró en la pista mentalizado para no dejar escapar el triunfo.

Mano de piedra

Nadal estaba en la final de Roma para pelear por el título por tercer año consecutivo y si González quería impedírselo debería luchar en la pista al menos tanto como había hecho el día anterior Davydenko. Pero el juego del tenista chileno es muy diferente al del ruso. González es un pegador. Por algo le apodan Mano de Piedra. Un jugador que fundamenta su tenis en el saque y la derecha, dos golpes con los que fusila a sus rivales. Con esas armas el chileno se ha ganado un puesto entre los seis primeros del mundo y en el pasado Abierto de Australia eliminó a Nadal en cuartos (6-2, 6-4, 6-3) y hasta ayer dominaba en sus enfrentamientos con el tenista manacorense por 3-1.

González no tuvo respuesta. El chileno cedió el primer juego con servicio en su poder después de haber tenido un 40-15 y ya fue a remolque en la hora y 24 minutos que duró el partido. Solo pudo apuntarse cuatro juegos y encadenó 31 errores no forzados.

González no pudo evitar ayer ser la víctima número 77 de Nadal que, desde que perdió un lejano 8 de abril del 2005 en el torneo de Valencia ante el ruso Igor Andreev, no sabe lo que es la derrota en tierra. No solo eso. Nadal se aseguró mantener al menos hasta Roland Garros el primer puesto en la clasificación mundial del año al sumar ya 865 puntos por delante del mismo González (521 puntos), el serbio Novak Djokovic (442) y el suizo Roger Federer (421).

Nadal se embolsó un premio de 340.000 euros y se apuntó el título número 21 y el 15º consecutivo en tierra. Está inscrito para jugar esta semana el Masters Series de Hamburgo. La última estación antes de París.