Con lágrimas en los ojos, el último en abandonar el césped del estadio Nuevo Vivero en la tarde del domingo fue el héroe Monclova, ese portero sevillano a veces criticado, que metió su guante izquierdo milagrosamente para salvar la eliminatoria ante el Bergantiños y a su equipo. Nico se puso el corazón en la mano para reconocer que «no llevo un buen año aquí la verdad y necesitaba un partido así. Yo siento y doy todo lo que tengo en cada partido y estoy aquí para ayudar y llevar al Badajoz a donde se merece». Monclova añadió que «el equipo le ha dado un susto a la afición, pero hemos pasado que era lo importante. La grada, mis compañeros, mi familia, todos los que nos empujan, nos apoyan y nos ayudan durante todo el año me dan dado el último empujón para pararla».

Pero su historia continúa con un desenlace feliz, de cuestionado a salvador. «Cuando el portero tiene un fallo se le nota y nos cuesta un gol. Pero esto es así y las decisiones hay que tomarlas». El guardameta desveló que había visto en vídeo un penalti de Rodri «y sabía que iba a lanzar ahí. Le aguanté, le aguanté y me fui a su lado de seguridad para detenerla».

LA EXPULSIÓN / Y después fue expulsado. «Me dice que me saca la segunda amarilla por perder tiempo cuando yo no veo nunca que me avise porque si lo hubiera hecho evidentemente no hago el tonto para que me expulse. El árbitro me amonestó y no pensaba echarme, pero el línea le dijo que era la segunda cuando yo me había hecho el loco porque sí sabía que era la segunda. Rodao fue valiente y se puso al lío».

Mientras, con una sonrisa de oreja a oreja, uno de los primeros en caminar hacia los vestuarios era Julio Rodao, aún con los guantes puestos y recordando la última que salvó. «No sabía ni cómo darle y mejor con el pie porque igual si me tiro le hago penalti...Lo he hecho bien. He estado tranquilo pero es la primera vez que juego de portero y no sabía ni colocarme. Estoy muy contento y a pensar en la siguiente ronda y a pasarla. Hemos sufrido mucho, más desde dentro y en la portería. Decidí rápido que yo me ponía, sin problemas porque soy atrevido y alguien se tenía que poner. Es una anécdota bonita y ya se lo contaré a mis nietos si puedo», dijo entre risas.

Rodao reconoció que «tenemos que mejorar un poco porque hemos estado muy precipitados en el juego y nos hemos contagiado de ellos. Al final lo importante era pasar, el ambiente ha sido muy bonito y vendrán muchos más en la segunda ronda». De momento el primer partido es fuera, en Antequera, pero el Nuevo Vivero ya se prepara para el domingo 11 de junio.