Que corren malos tiempos para el fútbol extremeño es una obviedad. Nuestros cinco equipos de Segunda División B intentan hacer el mejor papel posible con sus tradicionales penurias económicas, que siempre condicionan la confección de las plantillas y los objetivos.

El que mejor pinta tenía, a priori, era el Extremadura. Jugador por jugador, es sin duda el mejor de los cinco. Pero hete aquí que los problemas arrastrados de temporadas anteriores, con millonarias deudas con jugadores, están a punto de crear un motín interno de imprevisibles consecuencias. El esperado regreso de Pedro Nieto no parece acompañarse de la varita mágica que se esperaba y los jugadores ya se han quejado, y con razón, de su precaria situación. Es lógico, insisto, que cada uno exija lo suyo. Al mismo tiempo, Nieto sorprendió con un comunicado en el que deja claro que el club está en serio peligro y que puede terminar intervenido judicialmente. Mala cosa.