Todos los focos deportivos se centran en el Extremadura y en su cronoescalada hacia la salvación iniciada desde la llegada de Juan Sabas (Madrid, 1967) al banquillo. El técnico ha apostado fuerte por la banqueta azulgrana y su gestión del vestuario está siendo uno de los puntos determinantes de la recuperación del equipo.

--¿Están saliendo los planes como esperaba?

--De momento sí, pero queda mucho. Sabíamos que había que hacer números casi de playoff para salir de esta crítica situación y, hasta la fecha, somos el tercer mejor equipo de la segunda vuelta. Pero toca seguir.

--En un equipo con tantas urgencias, ¿dónde ha atacado primero en el vestuario?

--Mi prioridad era no encajar goles. Queríamos edificar un conjunto serio, fuerte y solvente. Y lo estamos consiguiendo. Marcar luego depende de los jugadores de ataque.

--Y usted, que fue delantero, ¿cómo motiva a los arietes?

--Es evidente que puedo meterme más en sus mentes y conectar mejor con ellos. Con Renzo, por ejemplo, converso mucho porque es un tipo que tiene muchas ganas de aprender. A Willy no podemos pedirle más. Lo da todo. Si hizo 30 goles en Tercera, puede hacer muchos en Segunda B. Sólo hay que adaptarlo y encontrar la buena racha.

--¿Considera acertado cambiar el césped de inmediato?

--Por supuesto. Tenemos jugadores muy buenos que siempre estarán cómodos atacando en una buena superficie. El mal césped favorece a aquellos rivales que vienen a encerrarse.

--El equipo está ganando partidos desde el banquillo. ¿Se programan así los partidos?

--Sí, claro. El cuerpo técnico se reúne continuamente y siempre activamos plan B, C, e incluso D si hace falta. Los partidos duran 95 minutos y sabemos que cuando más se ganan es en los últimos 20 porque es cuando se abren más los encuentros.

--Da la impresión que Sabas no tiene un once fijo titular.

--Es que no lo hay. Mira, en Mancha Real iba a jugar Barragán y nadie lo imaginaba. Analizamos el partido y tenía cabida. Lo hablé con él, aunque finalmente cambiamos. Los jugadores que se quedan fuera no significa que no cuenten para mí. Los que están se han quedado porque yo he querido.

--¿Y como lo hace para gestionar a tantos teóricos titulares?

--Eso no es sencillo. No es fácil dejar a gente como Ganfornina o Cristóbal fuera porque están trabajando bien y tienen calidad para jugar, pero ahora está claro que cuesta entrar. Deben estar preparados por si llega esa oportunidad. Yo hablé con todos y les dije que en una pretemporada habitual, todos tendrían oportunidades, pero ahora no tenemos tiempo. Las urgencias mandan.

--¿Es el Extremadura su trampolín?

--No lo veo así. Ha sido duro para mí estar año y medio sin trabajar en un banquillo. Lo hacía en una escuela de fútbol de Madrid y no fue fácil aceptar este reto. Incluso admito que tuve dudas, pero cuando me senté con los nuevos dirigentes y me transmitieron la ilusión y el proyecto, no lo dudé. Incluso te diría que dudaría mucho dejar al Extremadura ahora por otro proyecto de superior categoría.

--Lleva poco tiempo en Almendralejo pero, ¿qué le parece?

--La ciudad me encanta. El trato de la gente es muy cordial y cercano. Y luego está la afición. Estos se ponen su casco, su escudo y su lanza y se suben a su caballo para recorrer toda España detrás del Extremadura. Esto muy difícil de ver en esta categoría. Incluso más arriba. Creo que nos vamos a ir sintiendo cada vez mejor.

--¿Se ve mucho tiempo aquí?

--Ojalá. Si me siento cómodo y respetado en mi trabajo, no tengo problemas. Cuando trabajo así puedo decir no a muchas otras cosas. Me gusta que valoren el buen trabajo. No encajo el elogio fácil y siempre tengo los pies en el suelo. Soy consciente de la dureza de la vida porque lo experimenté muy pronto. Por eso, el estar unidos vale más que mucho dinero.