No son muchos los que recuerdan un partido oficial entre el Cacereño y el Arroyo, como el que se juega mañana en el Príncipe Felipe. Y es que estos dos equipos tan cercanos en kilómetros y tan amigos en sus relaciones apenas se han enfrentado en categoría nacional. Las incursiones en la Segunda B del Cacereño y los muchos años que el Arroyo se ha pasado por la Preferente y la Regional extremeña hacían imposible que los dos conjuntos cruzaran sus destinos. Quizás por esto, lo que podría ser un duelo de rivalidad máxima entre vecinos pasa por ser un derbi más que cordial. Un buen rollo que se mantiene. Basta con repasar el intenso número de cesiones y fichajes entre estos equipos en los últimos años.

El pasado

De esta situación de buen entendimiento entre clubs sabe mucho José Luis Taboada, uno de esos hombres que por su aspecto y su forma de ser muchos de los que iban al fútbol a Cáceres se acordarán de él. "Manteníamos buenas relaciones con el club, con Ojalvo y Pedro Rocha", recuerda. Conserje en la Diputación, Chicarrón --como le apodan sus amigos por ser ésta la forma de dirigirse a los chavales en su etapa como entrenador-- llegó a Arroyo a los 20 años después de haber jugado en los juveniles del Manchego y en varios equipos de Cáceres. Y quién le iba a decir que acabaría casandose allí, que sería portero, que conseguiría un ascenso a Preferente como entrenador y que, más tarde, sería directivo del club al que llegó cuando todavía era árbitro... de baloncesto.

Muchos años dedicados al fútbol de los que guarda buenos recuerdos, aunque siente que no se le ha reconocido su trabajo. Alejado del fútbol en activo desde hace siete años, mata el gusanillo siendo el presidente de la peña del Athletic en Arroyo.

Mañana se enfrentan el Cacereño y el Arroyo en un partido casi inédito pero que, por las urgencias de ambos, toma un interés especial. Y es que la cosa "no está muy boyante ni para unos ni para otros", según Taboada, que a pesar de todo cree que el Cacereño se meterá entre los cuatro primeros y que el Arroyo, aunque lo pasará mal, se salvará. De lo que no duda es del ambiente que se generará --sobre todo en Arroyo de la Luz-- de cara al partido, a pesar de que ya no es como antes. "La verdad es que siempre ha habido buen ambiente. No había una rivalidad mala. Las relaciones entre los clubs siempre han sido buenas en general", añade.

Cuestionado sobre si se acuerda de algún partido en especial, no lo duda. Su memoria se dispara, aunque con cierta imprecisión, hacia principios de los 80. "Jugamos contra el Cacereño en la Ciudad Deportiva. Nos metieron siete. Ellos se jugaban el ascenso con el Díter y como íbamos perdiendo por tanto me acuerdo que fallamos un penalti a propósito, para favorecerles en el average . Una cosa, yo no jugué, estuve en el banquillo".