Ya no valen las fugas. Esta ha sido la consigna en la etapa de ayer. Parece que había una sensación general de que podíamos llegar al esprint a Castres, como así ha sido, y por esta razón hemos ido a mil por hora durante toda la jornada, otra etapa muy agotadora, cada vez se ve a gente con menos fuerza.

No me ha gustado nada la carretera que ha seleccionado el Tour de Francia en el último tramo, cerca de Castres.

Era muy peligrosa y ha sido un milagro que no se produjera una caída durante el transcurso de la carrera.

Los directores nos iban insistiendo para que fuéramos alerta, pero al conjunto Liquigas le ha dado por poner una velocidad de vértigo y así hemos llegado a meta, para mayor desgracia de Txurruka y Fedrido a los que hemos pillado apenas a un kilómetro de la meta.

Txente García Acosta, Iván Gutiérrez y Nicolas Portal han estado prácticamente todo el día pendientes de Valverde y de mí; para que anduviéramos bien colocados en el pelotón y sobre todo que no nos sorprendiera ningún corte a las puertas de la contrarreloj.

En la jornada de hoy nos toca levantarnos temprano; es la norma habitual en las etapas de contrarreloj.

Alejandro y yo vamos a hacer la primera parte del recorrido en el coche de Unzué y luego nos montaremos en la bici. Tenemos buenas sensaciones.

Creo que lo haremos bien y aunque es muy difícil, si sopla el viento de cara, igual Alejandro nos da una alegría. ¿Y si lo vemos vestido de amarillo Es muy difícil, pero no creo que sea un reto imposible. A ver que pasa.