El centrocampista del Real Madrid Esteban Cambiasso se mostró ayer seguro de que su equipo "va a explotar" y manifestó su deseo de que sea el martes en Japón, donde disputará la Copa Intercontinental frente al Olimpia paraguayo en un partido que el jugador afronta como "la final de la Copa del Mundo".

El argentino, que sueña con dar la vuelta de honor el martes en el estadio de Yokohama, explicó que la Intercontinental es para un sudamericano como la final de una Copa del Mundo de clubes, pensamiento distinto al de los europeos, ya que "las mejores ligas están en este continente. Al otro lado del Océano pensamos que para ser campeón hay que ganar la Intercontinental y cumplir 100 años siendo campeón mundial sería ponerle la corona ideal".