La próxima edición del rally Dakar, que comenzará el 3 de enero en Buenos Aires y recorrerá Argentina y Chile, quiere parecerse a su antecesor africano y por eso los organizadores han buscado escenarios similares, dificultades parecidas y referentes reconocibles por participantes y público. Las grandes diferencias del rally sudamericano provendrán de la altitud que alcanzará la caravana dakariana, hasta los 4.000 metros sobre el nivel del mar, y el calor que reinará en enero en el hemisferio sur, que será mayor que el que reservaba al rally el desierto del Sahara, según desvelaron en la jornada de ayer los organizadores.

Tras cien días de reconocimiento de las pistas, el director del rally, Etienne Lavigne, desgranó en París los 9.500 kilómetros de la prueba, 5.650 de ellos cronometrados, en una "aventura" que definió como "cien por cien Dakar".

Lavigne recordó que el rally tuvo que abandonar Africa por los problemas de terrorismo que vive Mauritania, lugar esencial de paso de la caravana, y agradeció la acogida de Argentina y Chile. También destacó que las principales estrellas del Dakar estarán en la edición sudamericana "pese al contexto económico difícil que vive el mundo y a las turbulencias que atraviesa la disciplina".