Puede que el Renault nº 5 no consiga la pole en Albert Park, es muy probable que el piloto más asiduo del podio en los tres últimos años no figure en la escena de los himnos y el champán en el GP de Australia. ¿Y qué? Ningún campeón ha logrado un título todos los años y Fernando Alonso ha conseguido mucho más que eso. Se ha granjeado la admiración de todos, el respeto de toda la parrilla porque ha hecho lo que tantos quisieron hacer alguna vez y no pudieron: decir no al éxito, al triunfo, a las facilidades y anteponer la dignidad para acabar con las mentira, la injuria, la infamia, la traición y el sabotaje.

Mejor en Renault, aunque sea en la cuarta línea. "Estoy preparado para no ganar. Ya lo estuve el año pasado", reconoce Alonso. ¿Acertó al ir a Renault? "Lo único que sé es que estoy muy contento, feliz, disfrutando cada día cuando me subo al coche. No miro atrás".

De nuevo luce melena, sonrisa. Nadie le dice lo que tiene que hacer y cómo vestir. Es el auténtico Fernando, en su estado natural. "Anímicamente estoy mil veces mejor que hace unos meses", corrobora. Sale a comprar al supermercardo cercano a su casa en Ginebra, frente al lago Leman, y regresa para cocinarle a Raquel con la ayuda de la thermomix . "Es como la thermomix , pero más barata". Sigue sin despilfarrar. Algunas tardes se va a entrenar con el Prangins FC, un club de Tercera. "Me ponen de delantero. No es por que tenga gol, creo que es donde menos les molesto"."Estoy como una moto". Se le ve motivado.

"Estoy como una moto". "Cuando estoy en la fábrica madrugo para trabajar en el coche. Siempre llevo un ingeniero dentro".