El Cacereño inaugura su regreso a Tercera División con un sonrojante penúltimo puesto fruto de sus dos derrotas en otros tantos partidos. Si la de la primera jornada ante el Moralo (1-2) fue acogida con cierta comprensión por su cada vez más exigua hinchada, la de Monesterio el pasado domingo (2-1) ha encendido todas las alarmas. Parece demasiado pronto para juzgar globalmente a la nueva plantilla de Bernardo Plaza, pero hay síntomas enormemente preocupantes, como los cuatro goles encajados o la acumulación infantil de errores por parte de una plantilla demasiado joven, como reconoce el propio técnico, metido además en trifulcas con los hinchas que fueron a apoyar al equipo a Monesterio. Tampoco hay una explicación institucional para los que se frotan los ojos al ver a su club tan abajo, tan en caída libre en tantos aspectos. Este diario volvió a intentar ponerse en contacto ayer con el presidente, Félix Campo, sin éxito.

Los problemas no terminan en el primer equipo, ya que ni el filial ni el juvenil --ambos también descendidos la pasada temporada-- han conseguido sumar punto alguno todavía.