Más de 200 niños repartidos en 16 equipos. Alrededor de 30 técnicos. Un puñado de responsables al mando, con nombres ilustres del fútbol local como los de Aitor Bidaurrázaga, Tomás García Calvo o José María Rebollo, éste último como coordinador. Avales humanos, que no económicos, para el futuro de la base verde.

"Tenemos que potenciar la cantera. Haremos campos de fútbol". Las primeras palabras de la nueva jefa del Cacereño, la empresaria mexicana Ana María Macías, han generado también expectativas en la cantera verde, englobada en la Fundación Cacereño. ¿Qué hará ella? ¿Cumplirá? La declaración de intenciones, ¿se quedará en una promesa?.

El tiempo dará y quitará razones pero, de momento, la ilusión de los nuevos responsables de la fundación, que llegaron al club este verano, es evidente. "Nosotros vamos a ofrecerle ilusión y trabajo, como hemos hecho con Antonio Martínez Doblas. Tenemos autonomía de gestión, pero ahí estamos para hablar con ella", dice José María Rebollo. De momento, ha habido una pequeña toma de contacto esta semana, pero muy leve. Para la próxima se puede concretar más.

Por tradición

"Tenemos que conseguir que la cantera del Cacereño sea importante, como lo ha sido siempre. La gente está haciendo un esfuerzo deportivo y económico grande. Tenemos a un personal muy preparado, incluso con gente vinculada al primer equipo, y eso es una ventaja grande", añade Rebollo, exjugador y técnico de la casa y persona que destila entusiasmo en cada frase que pronuncia.

"Más que de palabras, nosotros somos de hechos", asegura el coordinador de la cantera verde como mensaje directo hacia la nueva propiedad y una vez cuestionado sobre qué proyecto pueden ofrecer de su parte.

El trabajo de la nueva Fundación, que ha sufrido profundos cambios desde el pasado verano, está dando sus frutos en todo este tiempo. Pero ahora se abre una nueva etapa, en la que, aparentemente, van a sentirse reforzados. De momento, esto es ficticio porque no se ha materializado nada. Ellos esperan que todo se concrete. Hay muchos niños que, directa o indirectamente, dependerán de lo que se ponga en práctica.