Uno trabaja y vive entre Algemesí y Sueca (Valencia). El otro, en Sevilla. Hasta el año pasado ni siquiera se conocían. No había nexo que los uniera, pero ahora son amigos y, sobre todo, impenitentes viajeros allá donde juegue el Cacereño. Una verdadera pasión a la que ni la distancia ni los malos resultados ponen freno. Un caso espectacular de fidelidad.

El pasado fin de semana, y después de recorrer 700 kilómetros en su vehículo, Jesús Corchado esperó a Ramón Pérez y a su mujer, Fina, que llegaban en avión al aeropuerto de Bilbao, y juntos pasaron unas horas en la ciudad vasca para después desplazarse a Vitoria, "a una sociedad gastronómica, a la que nos invitaron unos amigos del Alavés que conocimos en León, en otro partido anterior".

Pero al día siguiente, ya domingo, el plato fuerte lo degustaban en Santander. Los tres irían al estadio de El Sardinero para asistir al choque de su equipo favorito a ver si, de una vez y tras 15 meses, ganaba fuera de casa. No fue así, pero ellos no se rinden. Nunca. Jamás.

Jesús Corchado es cacereño (11-11-1978, "mis padres viven en Isabel de Moctezuma", recalca), "aunque estoy fuera de la ciudad desde el 2000 por motivos de trabajo". Más llamativo si cabe es el caso de Ramón Pérez (Tarrasa, 8-10-1960). "Mis padres son extremeños, de Hervás, en su día se fueron a Catalaña y yo nací allí, pero me tira mucho esa tierra y ese equipo", cuenta. Y tanto: desde hace tres años sigue al Cacereño allá donde va.

"Yo siempre voy convencido de que el Cacereño va a ganar. El otro día, en Santander, también. Luego no ocurre, pero si no fuera con esa idea me quedaba en casa y me ahorraría los kilómetros y el dinero", dice Pérez, quien revela que su pasión por el club extremeño le viene de lejos, con los primeros pasos que dio un mítico jugador local: Manolo Sánchez.

"Cuando jugaba en el Sabadell, cedido por el Murcia, me iba a verlo, casi a escondidas, por la rivalidad Tarrasa-Sabadell. Siempre tenía la discusión con un amigo de Jaén y yo le decía que, ya en categorías inferiores, Manolo era mejor que otro futbolista, Juanjo", recuerda este pensionista que se resta mérito del sacrificio de viajar por el CPC de sur a norte porque, cuando no van en avión, "la que conduce siempre es mi mujer". Fina es granadina y, como él, es muy del Cacereño, claro.

Mientras, Corchado dice que lo suyo es estar con el club de su corazón. "Yo tengo que apoyarle, es un club muy familiar. Conmigo se han portado muy bien, especialmente los jugadores. Aarón es amigo mío, por ejemplo". Y es que él mismo ha tenido una vivencia personal durísima, que se inició en enero pasado cuando a su hijo Mario le diagnosticaron leucemia, que no pudo superar para fallecer en abril. "Todos estuvieron fantásticos. No lo olvidaré nunca". Recibió una camiseta y los futbolistas llegaron a lucir otra de apoyo al niño, "lo más grande que he tenido en mi vida" y en favor del trasplante de médula osea.

"Somos humildes, que la gente no crea otra cosa", dice Ramón Pérez que, como Jesús Corchado, espera ver "alguna vez" al CPC "al menos en Segunda", aunque ambos son conscientes de que será complicado, entre otras cosas por el poco respaldo de la afición verde. "Es una pena, así", asume el catalán (por cierto, aficionado en su día del Madrid, además del San Lorenzo, el Tarrasa y, claro, el Cacereño). Le duele esto mismo a Corchado. "En Cáceres queremos ir a todos sitios gratis. A mí me piden el carnet de socio cuando no voy, este año no he ido aún, y no se lo dejo a nadie. Que ayuden, hombre", reclama. "Por eso tengo sana envidia de otros sitios". Y tiene un sueño: "sigo echando al Euromillones; si me tocara, de verdad, de verdad, que se acababa la crisis del club porque yo lo compraría".

Desde Sevilla, Ramón no ha faltado a un solo partido de casa. Fuera, solamente se ha perdido los de Somozas y Ferrol. Corchado, que el pasado año fue a un buen número de ellos (tenía cercano varios a Murcia y Albacete y relativamente los andaluces) en éste ha estado en Gijón, León y Santander, en todos con dolorosas derrotas. En Lepe, en agosto de 2014, fue el último triunfo fuera. Desde entonces, muchas decepciones, pero no desfallecen, no. Ramón y Jesús (y Fina) nunca fallan. Nunca viajarás solo, CPC.