Transcurrían casi las 18.00 horas del pasado día 12 cuando la gimnasta Laura Campos (13 de septiembre de 1988, Mérida) se disponía a participar, por las Escuelas Deportivas de Mérida, en la modalidad de paralelas en el Campeonato de España absoluto. "Eres la caña, eres la mejor, así es que a tope, que ganamos seguro", le alentaba Chelo Llera, su entrenadora desde hace nueve años.

"Que no, que soy una más, que las hay mejores que yo", respondía atónita Laura. "Que no, que como tú no hay ninguna, que nosotros que te vemos desde fuera somos conscientes de que eres la mejor", volvía a insistirle Chelo. Pocas horas después, Laura Campos se colgaba la medalla de oro en el cuello, y confirmaba que es una de las grandes esperanzas extremeñas para conseguir medalla en las próximas Olimpiadas de Atenas 2004 con el equipo español.

"No es pasión, lo que sucede es que Laura tiene carisma, es especial. La campeona de paralelas del mundo es española y, sin embargo, el seleccionado francés me preguntaba en Alicante por Laura, en lugar de por la mejor de todas. Si las lesiones la respetan, es medalla segura en los próximos Juegos Olímpicos", comenta con orgullo su madre gimnástica, Chelo Llera.

OBJETIVO, MUNDIAL

El próximo objetivo es clasificar en los Mundiales de Estados Unidos, que se celebrarán en el mes de agosto, al equipo nacional para las Olimpiadas. Luego quedará un año entero para preparar lo que puede ser su más alto entorchado: el oro en Atenas.

"Nada más llegar, le prometí que iría a la selección, porque le veía unas condiciones excepcionales. Yo la he visto llorar en sus comienzos, pero tenía que ser dura porque era el único camino", recuerda Chelo. Laura es ya una integrante más del equipo nacional, como prometió Chelo hace nueve años.

Y ahora son el resto de sus compañeras las que no dejan de pedirle autógrafos por su meritorio logro cosechado el pasado sábado. Meritoria ascensión la de Laura Campos, quien antes de ingresar en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, hace dos años, competía en igualdad de condiciones con las mejores gimnastas del país cuando aún ella entrenadaba en unas condiciones muy por debajo de los logros que posteriormente alcanzaba.

"A nivel internacional, Laura Campos ya es alguien", remarca su mentora. "Yo solamente me puse muy contenta cuando gané el oro. Pero nada más", recuerda la propia Laura. No hay casualidades, sino destinos" .

El sueño de Laura --y, por supuesto, su entrenadora-- está a la vista. En la comunidad autónoma aún recuerdan la hazaña de Nuria Cabanillas, la joya del Gurugú pacense, que en una inolvidable cita olímpica logró el oro. ¿Por qué no pensar en ella para conseguir lo mismo.