El gerente del Cáceres, Julio Espino, añadió ayer su nombre a la monumental crisis del Cáceres anunciando su dimisión. Al mismo tiempo, los técnicos, auxiliares y jugadores se encerraban en el vestuario y tomaban la decisión de no entrenar. Hoy, salvo sorpresa, volverán al trabajo, aunque aún desconocen cuándo cobrarán los tres meses que se les adeudan y el futuro se tiñe, más que nunca, de negro.

"El baloncesto de élite en Cáceres no tiene futuro. Seis meses después de iniciarse todo, estoy convencido de que las instituciones no creen en el proyecto Cáceres Destino Turístico, a pesar de las subvenciones y del interés que han puesto algunas en que las empresas colaborasen. Las empresas cacereñas tampoco han creído. También tengo que ser crítico con los aficionados, no con la afición. Somos esos 1.600 que estaremos hasta el final, pero, a pesar de la política de precios que hemos puesto, no se ha podido enderezar el proyecto". La queja de Espino se basó en esta triple vertiente para explicar las razones de su marcha de la entidad.

VENDER DERECHOS Espino, que matizó que no renuncia a ser empleado del club, aunque sí que dejará de ser gerente, lanzó una idea que, asumió, puede no ser compartida por la junta directiva: vender los derechos federativos para así poder hacer frente a las deudas, terminar la temporada con el equipo aún en LEB y que el club sobreviva con su estructura de cantera. "Sé que ésta es una fórmula que generará controversia", aseguró.

Espino dijo hablar "más con el cabeza que con el corazón", aseguró que era éste su peor día como profesional del club y se mostró "orgulloso" por haber "servido" al Cáceres en este tiempo. La rueda de prensa de su adiós no estuvo exenta de polémica, ya desde su propio origen: el club emitió una nota afirmando que Espino había convocado a los periodistas a través de una "iniciativa privada" y no en nombre de la entidad.

El propio presidente, Juan Francisco Luis, lo dejó claro después: "el gerente es un empleado del club y un trabajador. Cuando presenta una dimisión, lo que debe hacer es presentar su cese en su centro de trabajo, no lo anuncia a los medios de comunicación, pero él lo ha querido hacer así. Eso, para mí, es una renuncia al puesto de trabajo".

La del exgerente podría no ser la última renuncia. Anoche también tenía previsto dimitir el director deportivo, Felipe Fernández, aunque no es oficial.

Tras la comparecencia ante los periodistas, Espino estuvo en el vestuario explicando la situación. Con varios minutos de margen, entró el presidente, Juan Francisco Luis, junto a la directiva Inmaculada Muñoz.

En el encuentro, que se prolongó durante aproximadamente una hora, el presidente volvió a insistir en que estaban a la espera de una solución, con el ayuntamiento y la empresa Tribugest. Los profesionales, mientras tanto, le expresaron la desconfianza en sus gestiones, según fuentes del vestuario.

Luis afirmó que no peligra, en principio, el desplazamiento a Tarragona, donde el equipo juega el viernes. Sin embargo, surge otro problema: el equipo sólo dispone de siete fichas profesionales (Damon Johnson firmó ayer por el Murcia, de la Liga ACB) y la federación exige un mínimo de ocho. "Si la solución viene ya, tendremos una ficha rápido", dijo el presidente. Los jugadores, mientras, volverán hoy al trabajo tras decidir que ayer no entrenarían. Con el futuro en el aire, un día más.