CACERES 2016: Rod Brown (11), Chus Poves (12), Mantas Ruikis (10), Lucio Angulo (12), Adrian Moss (25) --cinco inicial-- Tomás Bellas (0), Dan Cage (0), Diego Guaita (12).

BEIRASAR ROSALIA: Jordi Vallmajó (0), Georgios Dedas (18), Ala Daniels (9), Harding Ngueyep (1), Miguel Montañana (17) --cinco inicial-- Harry Taylor (18), Sandi Cebular (5), Albert Fontet (0), Rogelio Legasa (2), Georgios Pavlidis (9).

MARCADOR POR CUARTOS: 26-20, 48-35 (descanso), 62-53, 82-79 (final).

ARBITROS: Quintas Alvarez y López Luis. Eliminado: Montañana (min. 39).

Todo transcurría plácido hasta el minuto 25. El Cáceres 2016 superaba con prestancia al colista Rosalía (54-37). Nada, ni siquiera la ausencia incluso del banquillo de la estrella local, el estadounidense Wayne Simien --camino de EEUU por la enfermedad terminal de un familiar muy cercano-- parecía atisbar sobresalto alguno en el tramo final.

Pero sí ocurrió lo que tantas veces ha pasado a lo largo de la temporada. Algo pasó que desestabilizó al equipo, lo transformó. Se apagó de plano una luz que hasta entonces estaba muy encendida. Lucio Angulo, el mejor jugador de la noche desde su posición interior, cayó lesionado. Se inició entonces la acostumbrada coyuntura agonística.

El Cáceres salió, también como siempre este año, de la mejor manera posible, esto es, con el triunfo para redondear un balance 13-10 muy meritorio.

Habrá quien sostenga que enfrente estaba el colista, que el equipo está gafado con las bajas, pero hay que asumir que este grupo tiene espíritu ganador, que dista mucho del languideciente conjunto de navidades. Con toda la suerte de dudas que ahora se generan, el colchón de triunfos aparece amplio como para que los nervios aparezcan.

El Cáceres, en efecto, dominó con suficiencia con fórmulas tácticas de todos los colores de su hipersensible entrenador. Piti Hurtado volvió a salir bien del trance, porque la función pintó bien. Angulo, de pívot por lo de Simien, a lo que se une el lesionado Juan Sanguino, volvió a ejercer de líder hasta ese minuto 25. Con el maño tirando del carro y acompañantes de lujo como Mantas Ruikis, Chus Poves, Diego Guaita y Adrian Moss, el Cáceres apretó en defensa y, pese a perder la batalla reboteadora, fue ganando parciales desde el 15-9. El partido tenía un dueño, pese a la resistencia de Montañana, Taylor y Dedas.

FESTIVAL DE ATAQUE El duelo ofrecía espectáculo ofensivo, también del lado gallego, aferrado a sus torres y a su tiro exterior, que permitió algún acercamiento. Ruikis --el lituano ya se ha soltado-- aportó, no así Cage, a quien le ha ganado el sitio y, con defensas alternativas, el partido se encaminaba hacia su sentencia a los 20 minutos (48-35).

En el tercer cuarto se continuaba la misma línea hasta que se lastimó Angulo. El encuentro cambió de tendencia y, con un 1-14 de parcial, el Rosalía se situó a tres puntos cuando restaban 2:41 (76-73). Por entonces, el único que aportaba en el Cáceres era Adrian Moss.

El estadounidense tiró de talento y fuerza física, además de un inopinado lanzamiento exterior, para sostener a un tambaleante grupo, con una grada acogotada. Brown falló y el partido se puso 80-79. Poves se sacó de la manga un canastón a aro pasado que puso el marcador definitivo. El último intento gallego no cuajó. El Cáceres 2016 había conseguido mantener su particular dictadura del epílogo: los partidos igualados los gana. Pese a las circunstancias, este equipo agónico es diferente.